El presidente colonialista, Javier Milei, publicamente anunció y admitió ser fans y admirador de Margaret Tatcher, quien cometió crimen de guerra ordenando el hundimiento del ARAS General Belgrano fuera del área operativa de las acciones bélicas.
La postura cipaya y vergonzantes de Milei contrasta con un grupo de muchachos peronistas del cual también participó un mujer, invandiendo las Islas Malvinas ocupadas por los ingleses con el afan patriótico de reafirmar la soberanía argentina en lo archipiélagos.
28 de setiembre de 1966
El Operativo Cóndor
El 28 de septiembre de 1966, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, un grupo de 18 jóvenes argentinos desvió un avión de Aerolíneas Argentinas. el vuelo 648, que se dirigía a Río Gallegos y lo hizcieron aterrizar en nuestras Islas Malvinas. Una vez en allí, los cóndores rebautizaron Puerto Stanley con el nombre de Puerto Rivero -en homenaje al Gaucho Rivero-, izaron siete banderas argentinas y entonaron el Himno Nacional Argentino. Llegaron a estar 36 horas en suelo malvinense, hasta que depusieron su actitud y fueron encarcelados.
Fernando Aguirre, Fernando Lizardo y Norberto Karasiewicz, tres de los 18 militantes que en 1966 formaron parte del Operativo
Alrededor de las seis de la mañana de aquel miércoles 28 de septiembre, los muchachos le dijeron a toda América y al mundo que nuestras Islas ya no estaban solas y olvidadas como muchos creían y tomaron el control del vuelo 648 que había despegado del aeroparque Jorge Newberry hacia Río Gallegos.
Fue el inicio de una pequeña gran gesta patriótica, conocida como Operativo Cóndor.
–Rumbo uno cero cinco- ordenó Dardo Cabo, alias Lito, un joven alto y delgado de 25 años, periodista y afiliado a la Unión Obrera Metalúrgica, jefe del comando juvenil. Lo secundaba Alejandro Giovenco, de 21 años. El comandante Ernesto Fernández García obedeció la orden y enfiló la nave, con 35 pasajeros a bordo, rumbo a las Malvinas.
El cóndor Norberto Karasiewicz y Héctor Pellizzi, director de La voz de los Barrios
La periodista y dramaturga María Cristina Verrier, de 27 años, era la tercera al mando del grupo. Su padre, César Verrier, había sido juez de la Suprema Corte de Justicia y funcionario del gobierno de Arturo Frondizi (1958-1961). Un tío, Roberto Verrier, fue ministro de Economía durante tres meses de 1957, en tiempos de la revolución libertadora.
Los otros integrantes del operativo eran Ricardo Ahe, de 20 años de edad, empleado; Norberto Karasiewicz, 20 años, metalúrgico; Andres Castillo, 23 años, bancario Aldo Omar Ramírez, 18 años, estudiante; Juan Carlos Bovo, 21 años, metalúrgico; Pedro Tursi, 29 años, empleado; Ramón Sánchez, 20 años, obrero; Juan Carlos Rodríguez, 31 años, empleado; Luis Caprara, 20 años, estudiante; Edelmiro Jesús Ramón Navarro, 27 años, empleado; Fernando José Aguirre, 20 años, empleado; Fernando Lisardo, 20 años, empleado; Pedro Bernardini, 28 años, metalúrgico; Edgardo Salcedo, 24 años, estudiante; y Víctor Chazarreta, 32 años, metalúrgico. La edad promedio del grupo era de 22 años.
El avión secuestrado, un Douglas DC-4, había partido del Aeroparque Jorge Newbery en Buenos Aires a las 00:34 horas de aquel día. A bordo viajaban 42 pasajeros, entre ellos el periodista Héctor Ricardo García, fundador del diario Crónica, y el gobernador del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, José María Guzmán.
A pesar de las dificultades técnicas y la escasez de combustible, la aeronave finalmente alcanzó las Islas Malvinas tras más de dos horas de vuelo adicional. El 28 de septiembre a las 08:42, el Douglas DC-4 aterrizó en una pista de carreras de caballos, ubicada cerca del poblado de Puerto Stanley (conocido hoy como Puerto Argentino), en las Malvinas. El aterrizaje fue accidentado, ya que la pista improvisada no estaba preparada para recibir un avión de ese tamaño, pero no se produjeron mayores daños.
El grupo argentino buscaba dejar en claro que su acto no debía interpretarse como un ataque o una amenaza directa, sino como una manifestación simbólica en reclamo de soberanía.
Finalmente, se llegó a un acuerdo: los jóvenes dejarían las armas en el avión, el cual consideraban territorio argentino, y serían acogidos por la Iglesia Católica, quedando bajo la custodia del padre Rodolfo Roel, un sacerdote católico de origen neerlandés que oficiaba en las islas.
A nivel político, el Operativo Cóndor generó una gran incomodidad para el gobierno del dictador Juan Carlos Onganía, que había asumido el poder solo tres meses antes, tras derrocar al presidente constitucional Arturo Illia. El dictador se vio sorprendido por el amplio apoyo popular que recibió el operativo.
Una de las circunstancias más incómodas fue la presencia en el país del príncipe Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II, quien se encontraba de visita en Argentina. La coincidencia del secuestro del avión y la presencia de un miembro de la familia real británica en suelo argentino amplificó la tensión diplomática.
La mayoría de los cóndores recuperó su libertad tras pasar nueve meses en prisión preventiva. No obstante, algunos de los líderes del grupo, como Dardo Cabo, Alejandro Giovenco y Juan Carlos Rodríguez, permanecieron encarcelados durante tres años.
Toda la muchachada era peronista. Fueron a Malvinas a reafirmar nuestra soberanía.
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