Se realizó en la Ciudad de Ensenada, este domingo 14 de agosto, el sexto plenario de los trabajadores de la tierra, esta vez de Buenos Aires y Santa Fe. Se congregaron más de 700 delegados de las organizaciones rurales donde dieron el punta pié inicial para la conformación de de una Federación Rural de Trabajadores de la Tierra.
El MTE Rural decidió avanzar en unidad con otros sectores del campo nacional y popular que producen alimentos para nuestro país.
“Esta organización cuenta con alrededor de 30 mil familias campesinas cuyo objetivo es dar un salto como sector no solamente para integrar a los pequeños productores de la agricultura familiar sino a otros pequeños productores que hoy en día están en crisis y que no tienen organizaciones que los contengan y que son también los que producen alimentos para el pueblo argentino y no commodities”, subrayó el referente de MTE Junín, Joaquín Guzzo.
Las estadísticas dicen que en los últimos 50 años se fueron casi medio millón de familias del campo, que permite deducir el aumento de la concentración de tierra a través del tiempo. El 1,2% de de los propietarios poseen el 30% de la tierra, que genera problemas de acceso a los recursos de la población rural, poniendo en riesgo la soberanía alimentaria de la nación.
“El 93% de la población vive en las ciudades. La pandemia nos mostró cuan peligroso es esto para salud. Nuestro proyecto es tener un país donde los pequeños pueblos sean el corazón de la distribución territorial de la Argentina”, manifestó la referenta Yani Settembrino, en una de sus intervenciones.
Es preciso políticas públicas, que el gobierno, las instituciones intermedias, los partidos políticos y el pueblo en general tomen el compromiso de potenciar la distribución ecológica de tierra para el aumento de los alimentos que van a la mesa todos los días de los argentinos, y que son producido por los quinteros, los pequeños propietarios y arrendatarios que sufren la exclusión permanente.
No hay proyecto de humanidad sin la inclusión de los campesinos y campesinas. Un estudio hecho en el año 2010 registró que cinco mil hectáreas de cultivo de tomate en la zona de Rosario (Sta. Fe) fueron sustituidas por otros cultivos. La horticultura, sin políticas públicas con fuerte contenido social, irá perdiendo territorio y generando la supresión del campesinado, la escasez de los productos y el aumento de los precios que van a la mesa de cada uno de los habitantes
A partir de imágenes satelitales se estudió cómo la expansión del área urbana y la agricultura extensiva desplazaron a la producción de hortalizas y a los bosques en el área metropolitana cordobesa, con consecuencias sobre el abastecimiento de alimentos, la cultura y la ecología.
“Las explotaciones agrícolas familiares desempeñan un rol fundamental en la alimentación de las ciudades. Contribuyen y mantienen sistemas alimentarios resistentes, resilientes, equitativos y culturalmente sostenibles” escribió Marinelli.
Concepto que cada unos de los integrantes de Plenario lo vive en carne propia, por eso la creación de una Federación les dará más poder institucional en la lucha desigual con los fideicomisos, los terratenientes, los políticos conservadores y los jueces sometidos al poder económico de unos pocos.
Durante la Asamblea del campesinado de Buenos Aires y Santa Fe en el club de Astilleros Río Santiago en Ensenada, uno de los puntos puesto en manifiesto fue el de la unidad. “Si un compañero se va de nuestra organización a otra por alguna razón, no me pone triste porque no ha abandonado la lucha” sintetizó uno de los oradores del cordón rural de La Plata.
La importancia de la unidad de las diferentes organizaciones que integran el movimiento de trabajadores excluidos rurales es frente a los objetivos comunes, frente a la necesidad de obtener créditos blandos para las maquinarias agrícolas, galpones para acopio y vehículos adecuados.
En estos plenarios siempre se reflexiona en torno a la soberanía alimentaria, la agroecologia y el feminismo, se piensa en acciones contra las violencias por motivo de género, se relevan las necesidades y demandas locales, y se planifica posibles acciones de articulación institucional.
Otras de las preocupaciones en las zonas sojeras y de cultivo de algodón son las fumigaciones con agrotóxicos que queman toda la producción de tomates y otras hortalizas.
Como en casi todo el país, la lucha del MTE es por el acceso a la tierra, al agua y a condiciones dignas de trabajo y comercialización. Los intermediarios como es sabido son los que se quedan con la mayor parte de la ganancia, pagan lo que se les ocurre y le cobran todo al consumidor en la ciudad. Por eso que en los plenarios se debaten nuevas formas de comercializar y la manera de llegar directamente a los puntos de venta.
El modelo de estabilidad y pleno empleo de la década del 50 ya no existe. Hoy se vive en una etapa de profunda concentración de la riqueza en el 1% de la sociedad.
Siete millones de personas quedaron excluidas del mercado y optaron por la economía familiar
Cartoneros, costureras, trabajadores de la construcción, vendedoras ambulantes, cuidadoras y pequeños productores, entre otros,se organizaron para que no haya ningún trabajador ni trabajadora sin derechos, ningún campesino/a sin tierra y ninguna familia sin techo.
Fotografía y texto: Héctor Pellizzi