A raíz del acampe de los militantes del MTE junto a Juan Grabois en el Lago Escondido donde existe una mansión de un grupo de empresas y empresarios británicos, mucha gente se preguntaba ¿qué es el MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos)y la respuesta no se hizo esperar:

“El Movimiento de Trabajadores Excluidos es una organización social donde nos nucleamos miles de personas que fuimos descartados del mercado laboral formal como consecuencia de los modelos neoliberales. Nos inventamos nuestro propio trabajo en la economía popular para subsistir y encontramos en la organización popular una forma de dignificar nuestro trabajo y nuestras condiciones de vida.

Fundamos cooperativas y unidades productivas para organizar el trabajo de forma colectiva; y nos agrupamos en ocho ramas que nuclean las distintas actividades: cartoneros; textil; rural; construcción; espacios públicos; liberados, liberadas y familiares; sociocomunitario; Vientos de Libertad. Además, desarrollamos áreas transversales como Mujeres y Diversidades, Salud y Formación.

Junto a otras organizaciones, creamos primero la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y luego dimos un paso más hacia la formalización de nuestro sindicato con la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), desde donde luchamos por nuestros derechos, por nuestras reivindicaciones gremiales y también impulsamos las transformaciones necesarias para que a las futuras generaciones no les falte la Tierra, el Techo y el Trabajo.

Juan Grabois llegó el martes 27 de diciembre a la estancia de Lago Escondido, en Río Negro, con el objetivo de montar un acampe para exigir el libre acceso al lago, entre otras denuncias. La protesta duro apenas 24 horas no sin tensiones con la policía y grupos de seguridad privadas y bandas armadas y encapuchadas.

El hecho ocurrió días después que estuvieron involucrados los jueces federales Julián Ercolini, Carlos Mahiques, Pablo Yadarola y Pablo Cayssials; el ministro de Justicia y Seguridad del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro; el jefe de los fiscales porteños, Juan Bautista Mahiques, un ex funcionario de inteligencia y directivos del Grupo Clarín, en un hecho de manifiesta corrupción que los mencionados personajes trataron de ocultar falsificando documentos.

La denuncia del MTE fue clara: «Hay que replantear qué jueces queremos»

Por medio de las gestiones de Nicolás Van Ditmar, Joe Lewis, hombre de negocios inglés fundador del grupo inversor Tavistock,​ conoce la zona y el lago y compra las tierras. Lewis funda la firma Hidden Lake S.A. (Lago Escondido, en inglés) y Van Ditmar pasa a ser su socio y administrador.

El magnate británico construyó su mansión exactamente arriba del camino original que debe liberar. La Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bariloche confirmó una sentencia para liberar el sendero público, pero una cautelar de un Juez hace casi dos décadas no permite que nadie pase por allí.

La Justicia ordenó a Joe Lewis y al Estado rionegrino abrir un camino público de acceso al lago Escondido. No el que creó el magnate británico como entrada privada a la fastuosa mansión emplazada en las 12 mil hectáreas que compró en plena Patagonia, siendo que la ley originalmente permite  la compra de solamente 1.000ha para extranjeros y prohíbe la compra de bosques nativos en zona de frontera, en  áreas naturales que deben ser protegidas.

Pero lamentablemente el caso del Lago Escondido no es la excepción, sino tan solo el más brutal y obsceno de los ejemplos, protegido por una corporación judicial con claros intereses antipatrióticos a lo que se opusieron simbólicamente en aras de la soberanía nacional, Juan Grabois junto a los militantes del MTE.