3° Malón de la Paz: En soledad los pueblos originarios esperan que la Corte Suprema tenga un viso de dignidad
Frente a los Tribunales, con la Corte Suprema de espalda a los pueblos originarios, varios centenares de Kollas, hace un mes, en medio de una preocupante soledad, piden por sus derechos y por los derechos de todos los que habitamos esta tierra, si nos referimos al agua, la extractividad contaminante y la devastación de la flora y la fauna.
En soledad, sin ningún funcionario del gobierno que acompañe, con las organizaciones sociales ignorándolos, sin los trabajadores movilizados en solidaridad y finalmente con el resto de la población desconociéndolos, este pueblo del norte cuyos ancestros defendieron las fronteras del imperio español están en un completo aislamiento.
Marcelo Valko
“Nosotros los de entonces ya no somos los mismos”, escribía Pablo Neruda y al decir del investigador Marcelo Valko: “Lejos están los tiempos del primer malón de la Paz, cuando en los idos de 1946, un 15 de mayo, más de 150 integrantes de comunidades kollas de Jujuy y Salta iniciaron una marcha hasta Buenos Aires que duró casi tres meses. El propósito de semejante hito fue la demanda de restitución de sus tierras que “papacito Perón”, así lo llamaban cariñosamente, les había prometido en su campaña electoral.
El terrateniente Robustiano Patrón Costas propietario del Ingenio San Martín de El Tabacal, ubicado en Orán, al norte de Salta y quien fuera candidato a presidente por el Partido Demócrata, fue uno de los que también se había apropiado de tierras de los indígenas.
Luego de 81 días de caminata los kollas llegaron a Capital Federal a principios de agosto luego de recorrer más de 2 mil kilómetros. Cuando pasaron por Rosario el pueblo los ovacionó y ocuparon las primeras planas de los diarios. Así fue en Pergamino, Carlos Casares y Lujan. Entraron triunfalmente por Av. de Mayo, donde desde los balcones el pueblo porteño le arrojaba claves y los diarios titulaban: “¡Por fin los coyas tendrán tierra!” y Perón los invitó al balcón de la casa Rosada y aquel domingo, antes de un partido Boca – River, los kollas jugaron durante 20 minutos la previa del gran clásico.
Pero el diablo metió la cola o mejor dicho, un amigo de Perón, el general Filomeno Velazco, quien le dijo que si le entregara los títulos de propiedad sentaría jurisprudencia y en el futuro tendría gravísimos problemas porque los pueblos originarios de todo el país exigirán la devolución de tierras, que en la práctica era imposible, ya que la mayoría de la tierra estaban en manos de poderosos terratenientes argentinos y extranjeros, que provocarían una inestabilidad política parecida a la de un terremoto.
Perón que llevaba 25 días meditando la decisión de promover la devolución de las tierras usurpadas por Patrón Costa, se vio presionado por su más íntimo amigo y cedió a inconfesables intereses.
Los kollas fueron alojados durante un mes en el denigrante Hotel de los Inmigrantes en el cual fueron custodiados por fuerzas policiales armadas de manera permanente. Posteriormente, mediante la fuerza los metieron en trenes de carga y los enviaron a los lugares de donde habían venido. Allí los esperó Patrón Costa con su patota de guardaespaldas para ser castigados”, sentenció el profesor Marcelo Valko autor del libro “El Malón de la Paz” ante un puñado de contrangidas personas que estaban acompañando a los kollas en el acampamento provisoriamente instalado frente a los Tribunales de Justicia, en pésimas y primitivas condiciones.
Luego de varios años, Perón decretó dar inicio a la expropiación de las tierras, aunque las mismas nunca fueron expropiadas. La reforma agraria prometida no llegó. Las tierras puneñas pasaron de la órbita privada a la estatal y en algunos casos, hubo entrega de títulos individuales, pero de usufructo por una sola generación.
Nada ha cambiado. El saqueo de los bienes naturales y la explotación minera por parte de multinacionales como la suiza Glencore en Compañía Mina El Aguilar, reúne casi 100 mil hectáreas en territorio indígena y avanza la extranjerización de las tierras en esos territorios, como menciona un estudio (((http://www.chequeado.com/investigacion/quienes-son-los-duenos-de-las-tierras-en-la-argentina/))) que da cuenta de que el 26.1 % de las tierras del departamento de Humahuaca son extranjeras, 11.1 % más de lo permitido).
Además de negarles los títulos comunitarios de sus tierras, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, hizo votar en la Legislatura a principios del 2016 la Ley 5915, de Servidumbre, que avasalla el derecho de los pueblos originarios a la consulta libre, previa e informada (garantizada por el Convenio 169 de la OIT, aprobado por la ley 24.071) y del uso y manejo de sus territorios respetando su cultura, modo de vida y producción. Por debajo de las tierras ancestrales pasan gasoductos para generar millones en ganancias de empresarios con el negocio de los servicios esenciales, aunque las familias que viven allí, en su mayoría no cuentan con gas natural.
Este Tercer Malón es motivado principalmente por la reforma constitucional del gobernador y ex precandidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, sancionada en tiempo récord y de forma inconsulta, traición del Partido Justicialista mediante. Entre otros aspectos, impuso límites a la protesta social, modificó la composición de la representación del Poder Legislativo y dejó zonas grises respecto a los territorios de las comunidades indígenas.
Fotografías: Héctor Pellizzi