Magnicidio: ¿incompetencia o complicidad con intereses inconfesables?
A pocas horas de cumplirse un año del intento de asesinato de la vice presidenta argentina, los fiscales, los jueces y la justicia en general han dado una muestra extraordinaria de incompetencia o en todo caso complicidad con intereses inconfesables.
Pasados 12 meses no han solucionado la trama del crimen.
Las organizaciones Revolución Federal, Equipo Republicano y personas que pudieron haber estado en la estrategia del atentado, a pesar de ser vox populi, como la participación de Jonathan Morel, Sabrina Basile —hija del «Coco»—, Gastón Guerra, Leonardo Sosa, Brenda Uliarte, Gastón Guerra, Sabag Montiel, Agustina Díaz, Gabriel Carrizo, Cintia Vallero, Evelyn Balboa, el ex soldado voluntario Castelli, Ximena de Tezanos Pinto, Delfina Wagner, Reistein Menin, María Isabel Said (Dalila), Gladys Egui y el financiamiento de la empresa ligada a la familia del exministro de Finanzas de Mauricio Macri, Luis Caputo, (Morel, líder de Revolución Federal, reconoció haber recibido $1.760.000 del Grupo Caputo), a pesar, decíamos, de tantos grupos y personas posiblemente involucradas en el atentado mafioso, no se sabe exactamente cuántos participaron verdaderamente y quiénes son los mandantes del crimen.
Un mancha feroz para los investigadores, un relajamiento de los poderes legislativos, fundamentalmente los representantes de la oposición al oficialismo que se han hecho diametralmente los distraídos, de un ejecutivo tibio y de una justicia que se ha comprobado, encuestas mediantes, como la institución de menos prestigio entre la población.
Apenas para destacar, es sin duda la encarnizada investigación y defensa de los abogados de Cristina Kirchner golpeándose contra la punta poderosa de un iceberg.
En definitiva: “aquí pasó lo de siempre, han muerto cuatro romanos y cinco cartagineses”. (Del poema Reyerta de García Lorca)