Gordito Perinola

Demetrio Conidares fue todo un personaje. Su cuerpo era por demás llamativo. De compleja descripción: cara gordita, cuello extremadamente corto y cuerpo de barril. Sí, de barril. Demasiado grueso para futbolista. Hijo de griego y malagueña, con su voz dulce como caña de azúcar, era el primero en reírse de su contextura: “Conmigo hubo una equivocación en los planos y eso que mi viejo es constructor “.

Nacido en San Miguel de Tucumán, luego de un breve paso por Quilmes, desembarcó en Racing junto a Zito y Leoncio. Riéndose de sus kilos, Demetrio decía que él había llegado a Avellaneda como contrapeso. La tribuna lo bautizó “perinola”. Un poco porque reemplazaba a Perinetti y el apodo sonaba al apellido del viejo crack; otro tanto por su cuerpo, ancho en el torso y fino en las piernas. A pesar de su notoria obesidad, Conidares era rápido y hábil. Su momento fue la Copa Beccar Varela. Domingo 3 de diciembre de 1933. Paliza Racingista a Boca en la Ribera. Siete goles albicelestes y una actuación sensacional del gordito tucumano.

Perinola, Tripitas, Chanchita, Barrilito o Tody, Codinares coleccionó apodos al tiempo que ganaba protagonismo. Todas las semanas convertía un gol. El chiste fácil de las tribunas: “la academia está de suerte, claro, ¡si le tocó el gordo!”. Sus goles combinaban con su panza y sonrisa compradora. Luego de marcarle tres goles a Belgrano, la directiva decidió pagarle 350 pesos mensuales. Se convirtió en el mejor pago del plantel. “Con ese sueldo, el amigo Tripitas podrá seguir engordando a gusto, ya que no le faltará elementos monetarios para ello”, arriesgo un periodista. Conidares era una celebridad.

El rey de Quilmes

Con 20 años, el goleador era un Jailaife que pasaba la mañana haciendo pinta en el café de la Juventud, el más bacán de la ciudad. Por la tarde, chapuzón en el balneario o partido de tenis en Quilmes Athletic “para rebajar la panza, no por Fifí “pero el domingo 4 de febrero de 1934, Conidares rompió todos los moldes. Semifinal de la Beccar Varela. Partido repetición entre Racing e independiente. En Alvear y Tagle, Tripitas metió cuatro goles en el clásico de Avellaneda. El gordito perinola en boca de todos. “No cabe otra cosa. Después del match entre Racing e Independiente éstos tres hurras, estentóreos, estaban en la garganta de los hinchas académicos peleando por salir primeros para alargar las orejas de Chanchita Conidares.

El wing racinguista había vivido su tarde de gloria, ligando entre abrazos de los compañeros, un fuerte beso de Martinetti; ya tordillo veterano, que se pone más expansivo y mimoso que una pebeta. Esos tres hurras caían de maduros y el ñorse Conidares, después de zanbuliir cuatro papas redondas y magníficas, los merecía sin un cachito de dudas.

El fenómeno Conidares

¿Cómo podía un jugador con un cuerpo tan extraño ser figura? El negro de la tribuna ensayó una explicación: “Este griego de cuello corto, cabeza achatada y nariz de tabernero, que fue relegado en su momento de Quilmes, es el que ha hecho los cuatro goles a independiente, a pesar de toda la belleza que estaba en el arco. Se habla de la consagración del wing derecho de Racing. Pero es que Conidares no necesita consagrarse. Antes el fútbol necesitaba de cracks, es decir, jugadores que jugaran ellos solos bien. Ahora, lo que necesitas son jugadores que sepan aprovechar lo que los demás hacen. Y eso es Conidares: un aprovechador de situaciones”.

Entrevistas e invitaciones. En la redacción de La República tuvieron una idea original sentaron a Demetrio junto a una Mesa rodeada de manjares. Arriba del plato principal, un pelota a punto de ser zampada. “Goleador, Morfón y rico tipo”,  tituló una cronista sin salir de su asombro por la velocidad del tucumano: “quien haya visto la nueva estrella Racinguista, Tripita Conidares, correr por su wing, llevando como en el aire su humanidad de 80 kg de peso, se habrá asombrado de la agilidad del gordo que ligo la academia2“.

¿Cuánto pesa Conidares? Se preguntaban los reos en la popular. Demetrio aseguraba estar en 72 kilos. En la tribuna se desternillaban  y arriesgaban que escondía dos sotas por no decir tres. Pero en esos días estelares ningún elogio superó la gloriosa prosa rea de Tito Acelga, quien saludó al tucumano con una batería de calificativos: “perinola Conidares! ¡Gordito churrasco capaz de hacer empalidecer a esas minucias que estudian pa´ pajita e refresco y que apenas alcanzan a ser un hilo de coser del número 50! Trompito panzón y zumbador que en las troyas de la habilidad y de los golazos a la salsa verde, sacás cachos de admiración a los lonyis de la tribuna con tus puazos de mozo piernún, capaz de hacer dormir la talope en la última estreyita de la Osa Menor!

¡Perinola Codinares! ¡Ración de bofe como pa’ gato tuberculoso de no morfar! ¡Damajuana con patitas que chorreas tu habilidad engrupidora por toda la línea del wing pa’ salivar luego esos golazos que pusieron feo al mismísimo Bello! ¡Tucumancito que después de doparse con cerveza en la vieja canchita de Quilmes, fuiste regalado como tamango agujereado y demostraste que eras un tarro chaloduro para suaré o milonga debute!

Después de los dos pares del domingo, creo que los cusifais de las tribunas Racinguistas no tendrá pa’ quejarse. No te olvides que para la próxima tendrás que toparte con los alfajores que andan más hambrientos que un cesante de tres años de ayuno. Metele duro y parejo, y vamos a ver si ese mondongo disquero, de burgués con ventolina, te consagra y te habilita como reemplazante de ese wing glorioso que es el viejo y querido Natalio, el de los 3 metros de pantalones! Qué el lorca te sea leve…”

“ El gordito del potrero de Bernabé Araos y Lamadrid, en su amada San Miguel de Tucumán jugó en la Academia hasta 1937. Siempre haciendo alarde de su figura ovalada y su ancha sonrisa de pibe bueno.

Carlos Aira

Del Libro Héroes en tiempos infames

Historia del fútbol argentino 1930-1940