La artista despreciada que se convirtió en la primera dama argentina

Historia

Uno de los hijos de Torcuato y Elvira, Marcelo Torcuato de Alvear (1868-19429) conoció a quien sería su mujer, la cantante lírica portuguesa Regina Pacini, el 1 de septiembre de 1898. Ella hacía su primera presentación en Buenos Aires, en el teatro Politeama. Desde el primer momento, el joven quedó enamorado de la estrella, que lo rechazaba permanentemente. Cinco años duró la persecución amorosa por toda Europa. Finalmente, en 1903 Regina dio el sí, pero convinieron en que se casaría en tres años después, debido a sus contratos artísticos y a la oposición de su madre.

Finalmente se casaron el 26 de abril de 1906, en Lisboa. Como la familia de Marcelo no aprobaba esta relación porque ella era “una artista”, sólo uno de sus sobrinos, Adams Benítez, concurrió a la ceremonia religiosa. La pareja alternó su vida entre París y Buenos Aires. Vivieron juntos durante 36 años y no tuvieron hijos. Marcelo, que se desempeñaba como embajador argentino en Francia, sería elegido presidente de la nación en 1922, sucediendo a Hipólito Irigoyen, a quien le entregaría nuevamente la banda seis años después.

Durante la presidencia de quién había sido su ministro de guerra, Agustín Pedro Justo, fue encarcelado. Junto a Regina tuvieron luego que exiliarse. La fortuna familiar empezaba flaquear, por otro lado, las infidelidades de él eran de público conocimiento, pero su mujer resistía ensilencio.

El 23 de marzo de 1942, Marcelo, fulminado por una crisis cardíaca, terminó sus días en Don Torcuato, la localidad del norte bonaerense bautizada así en homenaje a su padre. Junto a él, tomándolo de la mano estaba, como tantas otras veces, su esposa. Dicen que las últimas palabras fueron: “Regina fuiste el único amor de mi vida”.

Su cuerpo fue velado en la Casa Rosada. Las exequias del ex presidente fueron multitudinarias. El féretro fue sacado de la cureña por manos anónimas y llevado varias cuadras a pulso. El general Justo, como tanta otra gente, fue a darle el pésame a la viuda pero lo echó de la capilla un amigo de la familia.

El edificio Estrugamou, donde vivían, siguió llegando gente varios días después del entierro a darle el pésame a Regina. Pero ella no perdonó a quienes le habían ofendido. María Unzué, su concuñada, viuda de Ángel de Alvear, era en Buenos Aires una especie de institución por su dedicación a la beneficencia. Su palacio en la avenida Alvear y Libertad era el epicentro de la aristocracia porteña: allí no entraban personas divorciadas y aquellas de vida cuestionable.

María Unzué de Alvear jamás quiso recibir a Regina en su casa, por su pasado como cantante lírica. Pero el tiempo había pasado, su cuñado había muerto y considero que era hora de acercarse a ella. Decidió ir a visitarla, a darle el pésame, pero Regina se negó a recibirla. Pacini debió enfrentar no sólo la soledad, sino también su precaria situación económica.

La gran fortuna de su marido se había esfumado. Decidió vender gran parte de su mobiliario y con el producto del remate, construir seis casas pequeñas, para alquilar, en Don Torcuato. Regina sobrevivió largos años a Marcelo. Se refugió en Villa Elvira, la residencia familiar. Murió en 1965 a los 95 años.

A pesar de la antigua oposición de los Alvear, un arreglo previo entre la familia preveía que su féretro sería depositado junto al de su marido. Sin embargo, por falta de un catre cercano, el ataúd descansó varios años en el piso, como si el desprecio de su familia política continuará aún dentro del mausoleo.

El 4 de enero de 1938 se inauguró la Casa del Teatro, una idea de Regina Pacini. El lugar se concibió como una residencia para artistas retirados, que todavía funciona en el edificio de la avenida Santa Fe 1243. La sala teatral lleva el nombre de Regina, en homenaje a su benefactora. El primer director de la casa fue el dramaturgo Enrique García Velloso, quien volvió a encontrarse con la primera dama en la recoleta: descansa uno frente a otro, calle de por medio.

Del libro “Las Mil y una curiosidades del cementerio de la Recoleta del escritor y periodista Diego Zigiotto.

 

 

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