Gabi de La Vidú: director, autor y compositor del cielo de Varela

hace 10 horas

LA VOZ conversó con Gabriel Bartolomei, en el Barquero de la Boca, lugar de artistas, donde suelen reunirse los duendes y las musas del barrio de Quinquela.

Conocido como Gabi de la Vidú, se encontró con la música a través de su abuelo que en la juventud musicalizaba las películas mudas y le regaló su primera guitarra criolla, una Casa Nuñez 1965, que aún conserva.

El apoyo familiar fue fundamental para el éxito de su carrera musical que comenzó en la Casa de la Cultura de Florencio Varela, estuvo durante 7 años y finalizó sus estudios en la Escuela Popular de Avellaneda. Tal vez por ese acompañamiento hogareño es que de los cuatro chicos que tiene, una hija y dos hijos, son músicos, Irupé, Julián y Limay.

Rodolfo Mederos

En Avellaneda, nos dice Gabi, fue como estar en la gloria, allí conocí a Aníbal Arias, guitarrista de Troilo, Chocho Ruiz, músico de Pedro Laurenz, Kelo Palacio, guitarrista de Mercedes Sosa e hijo de Margarita Palacios, fue él quien me enseño a tocar folclore. Con Rodolfo Mederos aprendí el tango, orquestación, arreglos…Aprendí mucho, te diría todo. Hice cursos con María Luisa Anido, quien daba cátedra de guitarra en el Conservatorio Nacional de Música de Bs. As. Otro maestro que tuve fue Ernesto Porto, un “groso” del bandoneón del tango tradicional que tenía la particularidad de cantar.

¿Trabajás actualmente en cultura en Varela?
Sí, ya hace 26 años. Hoy dirijo la orquesta municipal de tangos. Estoy como queriendo salir de los instrumentos y dirigir y componer. La orquesta sinfónica de Florencio Varela estrenó una sinfonía de mi autoría. Además soy profesor del Programa Orquesta Escuela, una iniciativa que llegó desde Venezuela en el año 2005. En Florencio Varela tenemos 1.500 chicos en la Central y cinco Sedes en los barrios, cuando comenzamos éramos 5 profesores, hoy somos doscientos.
¿Cómo surge La Vidú?
En 2005, en Florencio Varela, con un bandoneón, una guitarra criolla, dos violonchelos, dos violines, contrabajo, un piano y dos cantores, Ricardo Solari que ya no está en este plano y Eliana Sosa que hoy brilla por el mundo. Cuando nos asentamos en Capital tuvimos una formación más estable con 4 bandoneones, tres violines, viola, violonchelo, bajo, piano y guitarra eléctrica y dos cantores, Eliana y Maxi Agüero. Yo tocaba el violín, en otras formaciones toqué guitarrón, guitarra… Antes de La Vidú formé parte de un quinteto de tango llamado “Sobre el Pucho”, allí acompañamos a Abel Córdoba, una cantorazo de la orquesta de Pugliese.

¿Cuántos discos grabaron con La Vidú?
El primero en 2009, después grabamos en 2013, en 2016 y el último en 2023, que tiene como título “Cuarto Oscuro”. Está por salir, también, un disco que grabé con la orquesta Tokio.
¿Cómo es la composición propia y el aporte al género?

Sin raíces no hay nada, todos empezamos tocando tangos antiguos, tradicionales y aprendimos ahí, pero después hay que aportar para que continúe, nosotros con La Vidú, creo que lo hicimos y con la municipal de tangos de Varela, también lo estamos haciendo. Yo estoy conforme con mis composiciones.

Es importante que todos podamos tocar un tango nuestro, de nuestra época, no es lo mismo decir “percal” que pocos conocen que decir “birra”. Hay muchos poetas y letristas. A principios de este siglo la premisa era que cada orquesta tenga su propio repertorio nuevo, ahora el desafío es que las orquestas toquen músicas de otras orquestas como antiguamente hacía Troilo que tocaba versiones de Piazzolla y Piazzolla de Horacio Salgán y así…
Para finalizar esta conversación me gustaría agradecer a todos los que me ayudaron en mi carrera artística, porque nada fue solo, a mis compañeros de la Vidú, a los que pasaron y a los que están, a mis maestros, siempre agradecido y queriendo aprender más, el género del tango tiene muchas cosas que no se terminan nunca…