Este jueves 19 de diciembre se realizará un justo homenaje a José Gregorio Espejo, en el salón Felipe Vallese, en la Confederación General de los Trabajadores, por iniciativa del militante de base Diego Minutti, con el respetado apoyo de la Federación Gráfica Bonaerense, del Sindicato Argentino de Obreros Navales, y del Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires.
Diego Minutti impulsor del homenaje a José Espejo
Jose Gregorio Espejo nació en Jáchal, Provincia de San Juan, 28 de marzo de 1911, siendo muy joven migró a Buenos Aires en busca de progreso, logrando ingresar en la empresa Bagley, donde se desempeñó como chofer. Simpatizante de ideas socialistas, se afilió en 1939 al recién creado Sindicato Obrero de la Industria de la Alimentación, uno de los dos existentes en ese rubro (el otro era la Federación Obrera de la Alimentación, de orientación comunista), desempeñándose hasta 1945 como vocal de la Comisión Directiva y desde ese año hasta 1947 como Prosecretario de Prensa.
Aquellos años iniciales no fueron fáciles para Espejo: en 1942, por su participación en una huelga, debió pasar siete meses preso en el penal de Villa Devoto. Participante de la jornada del 17 de octubre de 1945, adhirió al peronismo naciente junto con su sindicato, cuyo titular, Raúl Costa, integrante del Consejo Directivo de la CGT, impulsó su nombre para ocupar el cargo de Secretario General de la central obrera a fines de 1947. Sucedió allí al renunciante Aurelio Hernández, del gremio de la sanidad.
Esta posición lo llevó a ocupar la vicepresidencia de la Comisión Nacional de Orientación Profesional y a la presidencia de la Caja de Industria y la Caja de Préstamos para la vivienda. En diciembre de 1948 fue electo convencional constituyente, por lo que integró la convención reformadora de la Constitución del año siguiente, desempeñándose como Vicepresidente Segundo de la Convención, haciendo allí una decidida defensa de los Derechos del Trabajador, finalmente incorporados a la nueva Carta Magna.
En abril de 1950 la CGT celebró un Congreso Extraordinario, donde se debatió un nuevo Estatuto para la misma, el cual se aprobó, con un Preámbulo que explicitaba su adhesión formal a la Doctrina Peronista. En 1951, luego de la expropiación del diario La Prensa por ley del Congreso Nacional, el periódico pasó a ser administrado por la CGT a través de la sociedad EPASA (Empresa Periodística Argentina S. A.), de la cual Espejo fue designado presidente de su directorio.
En ese mismo año, consolidada la CGT como la rama sindical del movimiento peronista sumado al estrecho vínculo que venía cultivando Espejo con Eva Perón, la central se colocó como uno de los principales impulsores de la reelección de Perón y de la campaña para instalar a Evita como candidata a la vicepresidencia. Así fue que organizó el 22 de agosto el Cabildo Abierto del Justicialismo, donde se le solicitó a la Primera Dama que aceptase la candidatura, que aquella finalmente declinó.
El fallecimiento de Eva Perón impactó inevitablemente en el cuadro dirigencial de la CGT, lo cual le costó el cargo al propio Espejo, que debió renunciar a la Secretaría General del central obrara luego de ser abucheado en el acto celebratorio del 17 de octubre de 1952.
En el campo internacional, la CGT propició en 1952 una entidad gremial regional, la Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas (ATLAS), de la cual Espejo fue su primer Secretario General.
La fuga increible: José Espejo (centro), en Chile, con sus compañeros de fuga: a su lado, Héctor Cámpora, Jorge Antonio y John William Cooke (der). A la izq: Guillermo Patricio Kelly
Tras el golpe militar de 1955 fue apresado y recluido en la cárcel de Río Gallegos. Junto a John W. Cooke, Jorge Antonio, Guillermo P. Kelly, Héctor Cámpora y Pedro Gomis protagonizando una espectacular fuga de ese penal en marzo de 1957, asilándose en Chile. En carta a Perón fechada el 11 de abril de 1957 enviada desde Santiago, su delegado personal, John W. Cooke, tuvo palabras de elogio para con Espejo: “Dentro de la prisión se portó dignamente y tuvo, antes, el gesto de salir de la Embajada de Haití donde estaba refugiado para organizar la huelga de noviembre de 1955 durante la dictadura de Aramburu”.
Espejo fue detenido el 19 de noviembre y acusado junto a Perón de traición a la patria por el juez Botet.
Entre la gente trabajadora su prestigio aumentó mucho ese último año. En el país trasandino y gracias al apoyo de sindicalistas chilenos, se ganó la vida manejando un taxímetro.
Con la convocatoria a elecciones y la normalización institucional, volvió a la Argentina el 12 de mayo de 1958, ya con Arturo Frondizi como Presidente de la Nación, pero fue detenido al quedar pendiente una causa radicada en la justicia. Espejo se negó a abandonar sus efectos personales lo que generó una situación que tomó ribetes de escándalo. El hecho fue denunciado por la revista Qué y tuvo tratamiento en la Cámara de Diputados, por lo que Frondizi se apersonó al Departamento de Policía para entrevistarse con Espejo.
Sin embargo, Fernando Torres, abogado y representante de Espejo, así como el Comando Táctico del Peronismo, denunciaron al Ministerio del Interior por maltratos. Espejo estaba detenido en el penal de Villa Devoto y ante un requerimiento periodístico reiteró las denuncias y señaló que había sido golpeado y encerrado durante largas horas en un baño, sin poder hablar con su abogado.