La mal llamada hidrovía (Nombrar como hidrovía al río Paraná es parte de una sustitución de nombres que oculta la disputa por los derechos nacionales) fue creada por Menem a principios de los 90 y se concesionó a Jan de Nul, empresa belga, para el dragado y al grupo Romero, argentino para la señalización.

Sus ingresos formales provienen del cobro del peaje a todos los buques que la transitan.

Existen sospechas de todo tipo de ilícitos sobre esta ruta, por ejemplo Paraguay exporta más soja por la hidrovía que su producción total.

No es magia. Se explica por presuntas compras de soja brasileña y boliviana y luego reexportada a la Argentina. Hay sospechas que parte al menos de esta carga es producción argentina luego de contrabandeada, cómo se cree lo hacía Vicentín.

Para más datos está concesión venció en el 2011 fue prorrogada por 10 años que ya vencieron y luego durante el gobierno de Alberto Fernández  se entregó la administración a la AGP, Administración General de Puertos, que durante su gestión subcontrató a la misma Jan de Nul y fue una de las pocas empresas publicas que dio superávit.

Razones e implicancias del fracaso de la licitación

Desde que se llamo a licitación estuvo enmarcada en conflictos  sobre todo entre Deme (también belga) y Jan de Nul que realizaron planteos judiciales. Los pliegos fueron comprados por 11 empresas.

La fiscalía de investigaciones  administrativas que depende del juez Casal que es independiente del ejecutivo dio un fallo lapidario en contra de la licitación.

El gobierno reaccionó tocado y furibundo. Adorni dio una triste conferencia de prensa donde acusó a Deme de presionar a las otras empresas porque ni siquiera Jan de Nul se presentó e incluso otras presentes en el acto de apertura de pliegues se fueron, una verdadera papelonada.

Esto confirma los conflictos dentro del gobierno, sus dificultades para ordenarse y lo más importante, que entre los grandes empresarios que son el verdadero poder, están viendo la confusión, las internas y la desconfianza hacía este gobierno.

Tengamos en cuenta que está licitación era la primera de las más importantes y cunde la sospecha de corrupción, de desmanejo y falta de apoyo de algunos grupos.

Fuente: Ruben Bussot  Miembro de GPS (Grupo por la soberanía) y Movimiento Federal por la soberanía Nacional.