“A pesar de la tragedia estábamos contentos porque estábamos todos”
Por Héctor Pellizzi
Todo comenzó cuando el entonces Intendente de Junin (B), Mario Meoni, convocó a Oscar Farias, dirigente político peronista para la Dirección de Asuntos indígenas y Derechos Humanos de la Municipalidad, en el marco de la Concertación política que Néstor Kirchner había iniciado con sectores Radicales.
De allí en más comenzaron las gestiones en Provincia. Ya había una punta: El libro “El Orden de la Tumbas” de quien escribe, donde testigos sobrevivientes de la dictadura narraron los secuestros y torturas que padecieron en manos de represores del Ejército, de la policía y médicos civiles.
Así fue que el día 27 de marzo de 2007 se inicia una causa penal de la Secretaría de DDHH contra las personas que participaron de torturas, robo y crímenes en la Ciudad de Junín.
La presentación de la causa se realizó en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA). Estuvieron presentes: la Subsecretaria de DDHH y Madre de Plaza de Mayo, Sara Dorotier de Cobacho, el abogado César Sivo, el asesor Dr. Eduardo Reczes, el Diputado Nicolás D’Alessio y Oscar Farias.
Cabe destacar que entre los diversos inconvenientes que hubo que sortear, fue la postura de abogados residentes en Junín y Chacabuco que se negaban sistemáticamente a participar en la causa, algunos por ideología de derecha, otros por temor, a pesar que ya habían pasado 25 años del fin de la dictadura y otros, por “el qué dirán”, lo cierto es que se estaba en una encrucijada sin salida hasta que la Dra. Griselda Deantoni se hizo cargo de la situación y resultó a la postre un pilar fundamental en la condenación a los represores.
En enero de 1977 la ciudad de Junín se sorprendía con la noticia de que ciudadanos que interactuaban en la cultura habían sido secuestrados y desaparecidos.
La noche del 24, por orden de Silvio Manzanares Jefe de Inteligencia de la Policía y del Coronel Camblor de batallón 601, fueron secuestrados Ariel De Siervo, Director Cultural de LT20 Radio Junín, Juan José Martín, Director del “Coro Vocal J”, Ruben Liggera, Poeta, Armando Álvarez, músico, Imelde Sans, poetiza, Horacio Arce, conductor de radio y Normando Di Sabato, coleccionista de discos vinilos, quienes fueron arrancados de sus hogares de forma violenta y brutal.
La misma suerte llevaron Ana María Rinaldi, Ricardo Vega, Héctor Vega, Víctor “pichi” Pajoni, Graciela Raquel Ciappesoni y Jorge Cerutti, colaboradores en el grupo “amigos del Arte”.
Al día siguiente el presidente del MID de la Provincia, Benito de Miguel, junto a su hijo de 5 años fueron interceptados en la vía pública y encarcelados.
Se los acusaba de ser una célula del Ejército Revolucionario del Pueblos (ERP) y De Miguel el Jefe de los subversivos.
A pesar de la bizarra y descabellada acusación el grupo estuvo secuestrado en un campo de Concentración de tortura y muerte. Más tarde se develaría que había sido la Penitenciaria 13 que estaba en construcción sobre la Ruta 188, donde sufrieron bárbaras torturas y simulacros de fusilamientos.
Mural en la Plaza 25 de Mayo de Junín -Desaparecidos y asesinados-
Por intervención del ex presidente de la nación, Arturo Frondizi, tuvieron que “blanquearlos” y ponerlos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, ya que el General Suarez Mason, titular del Primer Cuerpo del Ejército, había mandado al teniente auditor Herrero a realizar investigaciones, cosa muy inusual, y éste, informó el disparate y la farsa de toda la operación montada. De todas formas fueron liberados por tandas, los últimos en salir estuvieron presos más de un año, tal es el caso del músico Armando Álvarez.
Cuadros donados por Héctor Pellizzi – Diseños de Romina Paesani y Horacio Alonso
Griselda Deantoni le informa a Oscar Farias que el 24 de Noviembre de 2014 se iniciará de forma efectiva la causa penal después de largos 7 años en que se cumplieron todos los requisitos del orden jurídico.
Era el inicio del fin de un hecho histórico e inédito en la conservadora Ciudad de Junín.
Tito Fantino, dueño de la Panadería “La Pequeña” y militante de la causa popular que también sufrió cárcel y persecución, donó un lechón y en el gagaraje de la casa de mis padres, todos los sobrevivientes de la tragedia festejaron el comienzo del pedido de justicia por lo que tanto sufrieron y por lo que tanto lucharon.
Este año se cumplieron 45 años de aquella oscura noche del 24 de enero de 1977. Oscar Farias me llamó por teléfono y me dijo ”Éramos felices a pesar de la tragedia porque estábamos todos” y me acercó las fotos que yo había sacado en aquella oportunidad.
Hoy, algunos no están físicamente, pero pertenecen a la historia de la resistencia cultural y política de un pueblo que jamás arria sus brazos.