Apuntes para la militancia

 

Con vista al 24 de marzo un grupo de compañeros militantes y trabajadores  reunió a un grupo de obreros entre 18 y 30 años. Más allá de pasar videos de la época de la resistencia y la proscripción a Perón y de madres y abuelas de Plaza de Mayo, la disertación arrancó a partir del bombardeo del 55 hasta nuestros días con la proscripción a Cristina. Lo llamativo fue que esos compañeros no sabían nada de la historia peronista y muchos de ellos con secundario completo. Para ellos el nunca más es una frase porque no saben de las torturas, encarcelamiento y asesinato de los compañeros por parte de los militares.

Por eso creemos que hay que trabajar primero con los militantes para que le puedan transmitir al pueblo la verdad histórica. Aquí ha fallado la didáctica doctrinaria en los gremios para con los trabajadores y el error de la partidocracia de no mantener viva la llama y la esencia filosófica del peronismo. De allí el fenómeno de la derecha nazi en nuestra patria de estos días.

 

Por tal motivo es bueno recordar los sabios consejos del General:

La estabilidad orgánica debe constituirse definitivamente y que no se cambie todos los días, porque si no,  se conduce a la desorganización. Por eso es necesario un grado de estabilidad; pero si esa estabilidad es demasiado prolongada se anticúa (envejece). Pierde la perfectibilidad que es la evolución. Es decir que no se puede estar cambiando todos los días de organización, pero tampoco se puede permanecer siempre con la misma organización, Hay que hacerla evolucionar de acuerdo con el tiempo y la situación.

LOS ERRORES ORGÁNICOS LLEVAN AL CAOS

 Tanto el conductor como los intermediarios de la conducción; vale decir, los cuadros y el encuadramiento orgánico de la masa, deben estar perfectamente definidos en su organización, respondiendo a los grandes principios orgánicos.

Dentro de la organización política, eso es suficiente, pero los defectos orgánicos los ponen a unos frente a otros y cambian de dirigentes como de camisa. Eso los lleva al caos orgánico.

LA ORGANIZACIÓN Y LOS HOMBRES

 Nosotros, mal o bien, durante estos cuatro años hemos mantenido un grado de estabilidad, y dentro de ella un cierto grado de perfectibilidad. Hemos cambiado los sistemas, pero despacito, de a poco. Es cierto que también, a veces, nos peleamos; pero la sangre no llega al río. Son discusiones pequeñas, «camandulería» de algunos «caudillitos» que todavía quedan. Eso obedece más qué a defectos de nuestra organización a defectos de los hombres, ¡Todos los problemas tienen solución; pero no todos los hombres tienen solución! Alguna vez llega alguien con un problema y me lo entrega. Yo suelo decirle:

 “-Muy bien: el problema yo lo resuelvo; pero usted ¿qué quiere? Porque quién sabe si a usted lo puedo resolver».

En la organización política tendremos siempre esos defectos, porque son los defectos de los hombres. Pretender que los hombres sean perfectos dentro de los elementos de la conducción sería pretender lo imposible. ¡Lo que nosotros tenemos que tratar es que sea perfecta, a pesar de los defectos de los hombres! Cuando construimos una pared no nos fijamos de qué están hechos los ladrillos, y solamente vemos si la pared nos cubre y el techo nos abriga. No pensamos que en los ladrillos se utilizan materiales como el barro y el estiércol.

LA ACCIÓN POLÍTICA ES CUANTITATIVA

En la organización política también hay que pensar en la construcción. Hay que construir el andamiaje orgánico y rellenarlo bien, sin mirar mucho. ¿Por qué? Porque la acción política es cuantitativa.

LA ACCIÓN DEL GOBIERNO ES CUALITATIVA

Si pensamos en el gobierno, allí sí que hay que pensar de otra manera, porque la acción del gobierno es cualitativa. De manera que, al compulsar todos los elementos de la conducción, nosotros debemos tener como punto de partida que la perfección se alcanza en lo orgánico. Hay que trabajar de la periferia hacia adentro. Alcanzada la perfección orgánica, se puede alcanzar la perfección humana.

Juan Perón (Conducción Política)

 

Seguir Leyendo :
Política
Más Leídas