Apiladas Deportivas: las tramas detrás del decreto de Sociedades Anónimas en nuestro fútbol
La miga del deporte. Lo que decimos en Abrí la Cancha. El gobierno busca privatizar el fútbol. La guerra contra AFA. La trama legal. ¿Cual sería el negocio detrás de esto? El rol de los representantes. La Ley Bosman, el negocio global y los cambios culturales.
Por Carlos Aira
La noche del miércoles 20 de diciembre no fue una más. El presidente Javier Milei utilizó la Cadena Nacional para anunciar un extenso paquete de decretos de necesidad y urgencia (DNU). Dentro del paquete, el mandatario anunció la «Modificación de la Ley de Sociedades para que los clubes de fútbol puedan convertirse en sociedades anónimas si así lo quisieran». De esta manera, el gobierno nacional busca llevar adelante el viejo anhelo de un sector empresarial argentino: el ingreso formal de las sociedades anónimas a nuestro fútbol.
En estos días intensos, donde vivir se convirtió en un arte, el presidente señaló: «Hay muchas inversiones esperando. Entendido como negocio, hay un montón de negocios para hacer con el caso argentino«.
El Proyecto Fútbol S.A está en marcha. Vale destacar, como adelantamos en Abrí la Cancha, que el formato elegido por el gobierno es de Sociedad Anónima y no Sociedad Anónima Deportiva, una figura utilizada en España desde 1992. ¿Cual sería la sutil diferencia? Si bien en ambas figuras – SAD O SA – el objetivo principal es el ánimo de lucro, una SAD solo puede participar en una modalidad deportiva. Los negocios de una SA pueden ser más amplios y laxos. En el paquete de desregularción del Estado, el marco de SA es más amigable con el flujo de capitales sin preguntar mucho por el origen y el destino.
Detrás del proyecto privatizador de nuestro fútbol existen tramas judiciales, culturales, políticas y del propio mundo del fútbol. Todas de compleja resolución porque prevale un punto clave: nuestros clubes tienen una identidad única en el mundo. El gobierno que asumió el 10 de diciembre de 2023 busca la ruptura de un contrato social. Lo importante – más allá de la posición que se tenga sobre el tema – es tener herramientas para comprender que estamos discutiendo en este momento de la historia.
COMPLEJA TRAMA JURIDICA
El decreto del Ejecutivo Nacional señala «imperioso modificar la Ley 20.655 a los efectos de incluir nuevas figuras societarias para la conformación de entidades que integran el sistema institucional del deporte y la actividad física, de modo de ampliar las opciones a las que puedan recurrir dichas entidades«. El decreto aclara: “Que esta actualización normativa no puede ser interpretada como una imposición a las aludidas entidades deportivas de transformar su actual forma de organización, sino que constituye una ampliación de las opciones entre las que pueden elegir libremente la conformación que mejor responda a sus intereses”.
Sin embargo, el DNU indica que «no podrá impedirse, dificultarse, privarse o menoscabarse cualquier derecho a una organización deportiva, incluyendo su derecho de afiliación a una confederación, federación, asociación, liga o unión, con fundamento en su forma jurídica, si la misma está reconocida en esta Ley y normas complementarias». Esta cláusula apunta al corazón de la Asociación del Fútbol Argentino.
El estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino prohíbe el ingreso de clubes con fines de lucro. El artículo 1 dentro de las Disposiciones Generales señala: “La Asociación del Fútbol Argentino es una asociación civil, constituida con arreglo a la legislación de Argentina e inscripta en la Inspección General de Justicia. Su duración es indefinida”. Por su parte, en el Artículo 9 correspondiente a Miembros especifica: “los clubes a incorporarse en carácter de invitados por la AFA deberán revestir el carácter de asociaciones civiles sin fines de lucro”. En el Artículo 10 detalla los pasos y los requisitos para la admisión dentro de la AFA: “Toda asociación civil sin fines de lucro con personería jurídica que desee convertirse en miembro de la AFA presentará una solicitud por escrito ante la secretaría general de la AFA.
En 2022, la Asociación del Fútbol Argentino publicó un Informe de Clubes. En el apartado de Gobernanza y Administración dejó en claro su posición sobre el ingreso de Sociedades Anónimas como figura jurídica de los clubes: «No consideramos que haya un modelo ideal de gobernanza, sí comprendemos que puede haber algunos parámetros para tener en cuenta. Pero nunca debemos olvidar que nuestros clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro que tienen un deporte federado como el fútbol, pero que también cuentan con otras actividades deportivas, federadas y no federadas (muchas de ellas culturales), con gran contención social para su comunidad».
El deporte argentino está regido por la Ley 20.655, más conocida como la Ley del Deporte. La misma fue promulgada en 1974 y es la ley madre del deporte argentino. A fines de 2015 tuvo una actualización a través de la Ley 27.202. Esta actualización consagró una serie de principios, entre ellos la autonomía de las entidades deportivas. El intríngulis judicial es complejo. El DNU estaría por arriba de la Ley del Deporte y la cláusula estatutaria de AFA. ¿Quién tiene primacía? ¿El DNU o la Ley del Deporte y el estatuto de AFA?
Vale aclarar un punto. Detrás del decreto no existe ningún interés en mejorar el sistema institucional del deporte y la actividad física, sino generar lucro con el manejo del deporte profesional. Pongamos las cosas en su justo lugar.
AFA: A FUERZA, REACCION
El viernes 23 de diciembre se disputó la Copa de Campeones, el último partido del año. En el Madre de Ciudades, los planteles de River Plate y Rosario Central se pronunciaron contra las SA: «El fútbol no tiene necesidades ni urgencias», detalló el cartel que acompañó a cada plantel al momento de la foto grupal, sumado al hashtag: «Los Clubes Del Campeón Del Mundo».
El enfrentamiento Gobierno-AFA es abierto. Un histórico sostén político del tándem Tapia-Toviggino fue Sergio Massa. La derrota electoral de Unión por la Patria dejó a la conducción de AFA en una situación de debilidad táctica. El día después del Balotaje, Mauricio Macri, verdadero constructor de las políticas gubernamentales hacia el fútbol, fue a fondo. En el programa de Joaquín Morales Solá señaló: «La AFA ha hecho cosas populistas muy graves, como suspender los descensos. No existe meritocracia ni reglas de juego. Lo que ha hecho Tapia es imperdonable. Todas las ligas tienen 20 equipos y acá somos más vivos y vamos a 30 equipos. El fútbol va a tener que cambiar».
Una de las leyes de la física señalan que a una fuerza se le contrapone la misma reacción. AFA no se quedó de brazos cruzados. El posicionamiento de la mayoría de los clubes contra las Sociedades Anónimas ha sido explícito. En la última asamblea, realizada el 23 de noviembre pasado, los representantes de los diferentes clubes del fútbol argentino se manifestaron en contra de la implementación de las Sociedades Anónimas Deportivas. Luego del DNU, varios clubes volvieron a posicionarse contrarios a la privatización. Desde la calle Viamonte están con la guardia en alto. Entienden qué, en caso de no existir un ánimo de apertura privatizadora, la Asociación del Fútbol Argentino podría ser intervenida con el fin de modificar el artículo que impide el ingreso constitutivo de Sociedades Anónimas.
En sus artículos 14 y 15 de su estatuto, FIFA se declara neutral en materia de política y religión obligando a sus federaciones a manejarse en forma independiente impidiendo la injerencia gubernamental en sus asuntos internos. Por lo tanto, las federaciones – o asociaciones – deberán serán neutrales e independientes garantizando completa autonomía de los gobiernos de turno. Ese punto podría ser un motivo de rispidez en caso de intervención. En Brasil ha sido intervenida la Confederación Brasileña de Fútbol y esto está generando un dolor de cabeza a FIFA, que amenazó con desafiliar a uno de sus socios más importantes si no se repone al anterior presidente. ¿Que sucedería si el gobierno argentino interviene AFA? ¿Qué posición tomaría FIFA? Mauricio Macri ocupa un cargo vital dentro del andamiaje de la multinacional. Lugar que se ganó cuando le abrió las puertas de FIFA a la mesa del G20 a fines de 2018.
Un detalle de la política del fútbol. El tándem Claudio Tapia – Pablo Toviggino (tesorero y titular del Consejo Federal) fue entronizado por el propio Mauricio Macri. El santiagueño era un desconocido en el mundo del fútbol hasta que el ex presidente lo eligió para ser miembro de la calamitosa Comisión Normalizadora. Por su parte, Tapia llegó a la presidencia de AFA tras el acuerdo Macri-Moyano (Círculo Rojo-Ascenso Unido) en el verano de 2017. Tapia-Toviggino supieron hacer política de las periferias hacia el centro. Macri es un hombre de superestructuras.
EL FUTBOL S.A NECESITA CAMBIOS CULTURALES
El ministro Mariano Cúneo Libarona se metió en el barro de la polémica. El ex candidato a presidente de Racing Club expresó: «Si vos tenes la posibilidad de que grupos inversores extranjeros que vinieron a Argentina y dijeron ‘traemos mil millones de dólares para clubes de fútbol, queremos Argentina y el fútbol, queremos generar trabajo y comprar clubes de fútbol’, ¿no está bueno?”. La respuesta rápida – y obvia – de la inmensa mayoría de los socios es: «no está bueno, porque le estoy entregando mi club como contraprestación».
Hay que decirlo con claridad: acá no hay solo un negocio, también existe un proyecto cultural con un fin: la desorganización social y cultural del pueblo argentino. Los clubes en argentina tienen características únicas. Existen miles de clubes de barrio y pueblo en toda la geografía nacional. Son una célula vital en la organización social por que son participativos y heterogéneos. Verdaderas escuelas de democracia, como expresa en su libro “El Deporte en la Cultura del Encuentro“, el reconocido dirigente y escritor Victor F. Lupo. Las elecciones en los clubes cada vez tiene mayor participación de sus asociados y los sucesos de Boca Juniors son un ejemplo que esas masas societarias no aceptan avasallamientos.
La relación cultural de los hinchas argentinos con sus clubes es un grave problema al negocio global. Por más que se anuncien inversiones millonarias, el fútbol argentino jamás – ni teniendo a Maradona o Messi – tendría centralidad en el espectro global del entretenimiento y espectáculo deportivo. El rol de Argentina – aún siendo el seleccionado campeón del mundo – es el de proveedor de la mejor materia prima del negocio. Pero como señaló un sabio: no se ama lo que no se quiere. El mayor problema lo tenemos dentro de casa. Con miles de argentinos que no se dieron cuenta que tienen clubes poderosos y un fútbol de inmensa jerarquía. Un fútbol que aúna velocidad, precisión, marca y emoción es sometido desde hace años a una inmensa campaña de desprestigio. Se dice que se juega feo, que cada vez está peor. Que los directivos son ineptos, cuando no ladrones.
Por otra parte, la información que llega a la Argentina de las SAD europeas es edulcorada. Casi siempre, larvada. “Los hinchas son bombardeados por información romántica sobre las SAD europeas“; expresó el pensador Rafael Ton y agregó: “En nombre de la modernidad y la eficiencia comienzan diciendo que hay que cambiar el color de la camiseta por negocio, luego se llevan la localía a cualquier otro lado y finalmente son capaces de perder un campeonato, siempre en nombre del negocio. Total, el club es de ellos”.
Volvamos a Cúneo Libarona y la batalla cultural. “Hay clubes que no pueden pagar la luz o comprar un jugador porque están al borde de la lona, al borde de la quiebra. Racing aguanta porque es un grande pero Arsenal no aguanta. Los socios de ese club tienen esa posibilidad”, declaró el ministro. Si Arsenal de Sarandí está en una situación precaria podríamos analizar los gerenciamientos encubiertos que tuvo la institución en los últimos años. Pero Cúneo omite – ex profeso – una realidad: la realidad de los clubes son obras, cientos de empleados y una industria cultural gigantesca. Con dolor, vale señalar que la política nac&pop pocas veces comprendió al fútbol como industria cultural.
La clave del cambio cultural está en el entretenimiento y espectáculo. Luego de la Ley Bosman, la centralidad del fútbol global caminó hacia la idea de un espectáculo que compita en el prime-time con otros deportes globales. Las empresas futboleras globales tienen sus objetivos y el fútbol es un negocio como tantos. Entendido así por gerentes, futbolistas y espectadores. En Argentina, un descenso o un campeonato es una cuestión de vida o muerte. Siempre se vivió así. En búsqueda de cambiar la percepción, el fútbol empresarial busca desandar un camino. Basta de hinchas. Queremos fanáticos del consumo orientado a través de un equipo de fútbol. Espectadores y consumidores. El triunfo sería alejarlos de la vida societaria e institucional. Que tan solo observen el partido, griten goles y no pregunten de donde llega el dinero. Relajate y goza.
“¿A quién carajo le importa quién es el dueño si le ganás a River 5 a 0 y sos campeón del mundo? ¿O preferís seguir en esta miseria que tenemos cada vez de fútbol de peor calidad? ¿Cómo nos va cada vez que salimos afuera de la Argentina? ¿Vos preferís perder 4 a 0 contra el Milan pero decir ‘soy nacional y popular antes que pegarle un baile de novela?», señaló el Presidente de la República. Nadie puede garantizar que todo eso suceda en caso de convertir los clubes en empresas. Lo que es cierto es que si eso sucede, difícilmente haya retorno ni reclamos a consumidores que se sientan estafados.
“La identidad es la lucha de fondo del fútbol argentino. No ser desclasados, dependientes de jugadores, representantes y del resultado. Es una lucha difícil, pero vale la pena darla», destacó el escritor Rafael Ton en Abrí la Cancha.
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