Ecos del homenaje a Felipe Vallese en la Unión Obrera Metalúrgica

En el Salón Augusto Timoteo Vandor el 25 de agosto se realizó el homenaje a Felipe Vallese, el obrero metalúrgico secuestrado y desaparecido por una patota de la policía al mando del inspector Fiorillo.

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El público presente en el acto de homenaje escucharon las palabras emotivas de Antonio Caló, Secretario General de la UOM, Sección Capital, de Roberto Bonetti, Secretario Adjunto, Laura Velazco legisladora porteña,  Juan Madarelli (legislador CABA), Víctor Ramos, historiador, Alejandro Amor (legislador CABA ), Claudio Ferrero (legislador CABA), Diego Arcw (empresario metalúrgico), Felipe Vallese (h) y Nayla Vallese, nieta del Felipe.

Felipe Vallese fue secuestrado el 23 de agosto de 1962 durante el gobierno ilegítimo de José María Guido en la calle Canalejas en el barrio de Caballito.

Entre los que vieron con vida a Felipe Vallese en la Comisaría de San Martín, herido en la nuca y bárbaramente torturado estaba el polaco Moises Mailech Ktasnoboda, detenido por encontrarles panfletos de propaganda comunista.

Cabe destacar que el abogado Enrique Torres inmediatamente que Vandor lo pone al tanto de la situación interpuso un Habeas Corpus ante el juzgado Federal del Dr. Alejandro Bregazzi y un segundo Habeas Corpus ante el Juzgado del Crimen de La Plata del Dr. Rodríguez Lagares,  ya que había sido detenido en capital pero Torres presumía que Vallese estaba preso en la Provincia.

Paratcha era un periodista de 29 años que trabajaba en el diario “El Mundo”.  En calidad de periodista, alrededor de las 15 horas del día posterior al secuestro llegó al lugar del hecho. Tres vecinos le mostraron el árbol donde Felipe Vallese se aferró desesperadamente. Se fotografiaron hebras de hilos de lana que estaban sujetas a la planta y manchas de sangre. Luego concurrió a la Comisaría 50 de la policía Federal donde le dijeron que no tenían conocimiento de ninguna actuación de ese índole y desconocían totalmente el hecho.

Elsa Ernestina Ibañez,  esa noche del 23 de agosto venía caminando por Canalejas entre Donato Alves y Trelles y se dirigía a su domicilio. A mitad de cuadra antes de llegar a Trelles vio a Vallese vistiendo una campera con cuello de piel a quien conocía perfectamente por razones de vecindad  mientras un grupo de individuos se abalanzaban sobre él, se aferró a un árbol, pero lo arrojaron violentamente dentro de una camioneta…

Mercedes Cerviño de Adaro, quien también fue secuestrada, declaró ante el Juez: «“Vivía en mi domicilio de calle Morelos 628 con mis dos hijas, Olga y Raquel, también vivían Eduardo Felipe, hijo de Felipe Vallese, Elvia De la Peña, Ofelia Cristina, madre de Elvia y Agustín Adaro.

Felipe no es y nunca fue comunista, simpatiza con el peronismo y es Delegado metalúrgico en la fábrica TEA de la calle Caracas 940″.

Para tener dimensión de como vivía un joven peronista como Felipe en aquellos tiempos con el artículo 2 de la ley Marcial que establecía: “Todo oficial de las fuerzas de seguridad en actividad y cumpliendo actos de servicio podrá ordenar juicio sumarísimo con atribuciones para aplicar o no la pena de muerte por fusilamiento a todo perturbador de la tranquilidad pública”.

Los peronistas lejos de amilanarse por las leyes y los fusilamientos reaccionaron de diversas formas. En la clandestinidad se fueron formando grupos insurreccionales de trabajadores que fueron conformando facciones de resistencia, tal el ejemplo del “Comando General Valle”, en honor a quien por orden de la dictadura de Aramburu fuera fusilado en la antigua penitenciaría de calle Las Heras.

A partir de 1955, los conflictos sindicales sin aparente dirección se iban multiplicando a medida que iban apareciendo nuevos dirigentes como Vandor, Cazzera, Olmos, Di Pasquale, Coria, Guillan,  que participaban en la estrategia de resistencia, ya sea desde la cárcel, ya sea desde la superficie.

Según Julio Godio:”El adiestrado y ducho sindicalismo peronista iba aprendiendo rápidamente como utilizar las contradicciones del adversario”. Y en esa tesitura estaba Felipe Vallese.

La resistencia se vio fortalecida con la fuga del penal de Río Gallegos de John William Cook, Jorge Antonio, Héctor Cámpora, José Espejo, Guillermo Patricio Kelli y Pedro Gomiz.

Vallese participó desde los albores de su adolescencia en la resistencia peronista, primero como estudiante y después como trabajador, tenía un carácter fuerte, dominante, generoso, propio de los líderes.

Felipe, desde el punto de vista político dejó todo su compromiso, responsabilidad y afecto al servicio de sus compañeros de fábrica, de militancia.

El 6 de marzo de 1959, antes de cumplir 19 años entró a trabajar en la fábrica metalúrgica TEA S.R.L. que se ocupaba de trefilados y esmaltados de alambre, en calle Caracas 940 a pocas cuadras de su casa y del trágico secuestro realizado por la brigada policial de San Martín.

Se lo recuerda como un activo militante e integrante de la Mesa de la Juventud Peronista.

Por organizar una huelga va preso a la cárcel de Caseros, y vuelve a ser arrestado en enero 1959, por respaldar la toma del frigorífico Lisandro de la Torre. Lo envían a un buque-cárcel de la marina junto con dirigentes más veteranos, como Sebastián Borro y Armando Cabo.

En 1960, Felipe Vallese, con Gustavo Rearte, El Kadri y Rulli participó de la primera acción de resistencia armada urbana, que concretaron bajo la sigla “Ejército Peronista de Liberación Nacional” (EPLN).

Mientras tanto, negociaba en su trabajo como delegado con la patronal. Al fiel estilo de la estrategia de Perón: «golpear y negociar»

 

 

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