El Partido Intransigente, legendaria plataforma de Oscar Alende, se prepara para el reordenamiento del campo popular, avasallado por un gobierno filo nazi cuyo emblema es una moto sierra para los trabajadores.
Julio Guarido
En una reunión de fin de año en CABA, se realizó una interesante asamblea entre varios referentes de agrupaciones propias y aliadas. Las coincidencias fueron varias y concretas, sobre todo en el peso de la burocracia partidaria para romper la conciencia ideológica del pueblo.
Quedó claro que la ambición y la codicia llevó a desmembrar el tejido social, el espíritu de patria, de soberanía y de justicia social.
Julio Guarido, destacado referente político e histórico del PI, manifestó que tener un plan de gobierno es esencial y que la unidad debe estar por arriba de cualquier ambición política que perjudique los intereses de la clase trabajadora. Destacó la importancia de los partidos políticos y finalizó diciendo: “es hora de la reconstrucción del frente nacional y popular” lo manifestó en consonancia con el apotegma de Oscar Alende:
““El Partido Intransigente no ha ocultado jamás su vocación frentista. Un programa revolucionario como el que se inscribe en nuestra bandera no puede ser obra de un sector social aislado ni de un solo partido político. Requiere la unidad férrea de todos los estamentos de la sociedad argentina vinculados por el común denominador de su signo nacional. Reconoce en la clase trabajadora su eje cardinal, porque sólo ella posee la vocación revolucionaria imprescindible para dotar al conjunto de la fuerza necesaria y para garantizar la rectitud de un curso a cubierto de desviaciones…”