Escribe Lucas Molinari

El peronismo como “hecho maldito” ejecutó operativos que levantaron las banderas del nacionalismo popular

Fuente: Radio Gráfica

 

Por Lucas Molinari

En agosto de 1963, hace 60 años, jóvenes de la Juventud Peronista robaban el sable corvo del General San Martín como hecho político de la Resistencia.

En la vitrina del Museo Histórico Nacional dejaron un comunicado que denunciaba la democracia fraudulenta surgida tras la Revolución Fusiladora del 55 y planteaban que se debía anular “por decreto de los infamantes contratos petroleros suscriptos por el gobierno radical del Dr. Frondizi; ruptura con el FMI; nulidad de los convenios leoninos con SEGBA; levantamiento de la proscripción que pesa sobre la mayoría del pueblo argentino”.

Luego, afirmaban “que a los argentinos solo nos queda para venerar la figura del general San Martín su símbolo, el sable glorioso que remontó los Andes para llevar su mensaje de libertad y fraternidad, y aquella espada volverá a ser el santo y seña de la liberación nacional”.

El peronismo como “hecho maldito” ejecutó otros operativos que levantaron las banderas del nacionalismo popular. Tres años después otro grupo de jóvenes se reunió durante meses en camping sindicales para planificar el Operativo Cóndor. Al frente estaba el hijo del histórico dirigente metalúrgico Armando Cabo, Dardo Cabo, quien fue fusilado por la dictadura genocida en enero de 1977.

El estandarte sanmartiniano flameando en el Cruce de los Andes y las banderas argentinas clavadas en Malvinas en aquel 1966, son muestras de un espíritu que nos identifica, con un valor que no puede ser expropiado por los vendepatria.

Javier Milei adora a Margaret Thacher, reivindica a Domingo Felipe Cavallo y su propuesta puede llevarnos a profundizar la disolución nacional. Ese es el real peligro que nos asecha.

Hayek, el referente ideológico de Milei.

La última edición del Panorama, 15 días atrás, daba cuenta de la incertidumbre en la previa de los comicios y la posibilidad de una “ola amarilla”, es decir, con una preocupación por la “crisis de representación” que se profundiza.

Como apunte del resultado digamos: El oficialismo perdió la mitad de los votos que en 2019 producto de haber mentido: El festival de Leliqs se multiplicó y los jubilados están cada vez peor. La estafa macrista y del FMI se legalizó más allá de ciertas oposiciones discursivas dentro del Frente de Todos.

Milei cosechó votos de la base que votó al peronismo en 2019.

¿Por qué? “Milei habla de riquezas y posibilidades a un pueblo empobrecido”, explicó un militante barrial.

El discurso del autodenominado libertario es llano y tiene épica. Pega en lugares comunes que tienen llegada: el odio a la “casta política”. Esa bronca a los funcionarios del Estado que tienen sueldos abultados, que también existe en mucha base militante. De hecho, el recordado “voy a echar a los ñoquis de La Cámpora” del Sergio Massa (versión 2015), interpelaba ese mismo sentir.

Hace un año publicamos un análisis de Carlos Avondoglio que planteaba con tono crítico: “Es necesario dar vuelta la página de las vanguardias funcionariales que se inauguran durante el segundo mandato de Cristina, creo que hay que dejar de hablar de volumen político por mil años… Digamos que el peronismo no puede oler a encierro”.

Ese encierro ¿es propio sólo de una fracción del Movimiento?

¿Qué pasa en el ámbito sindical?

¿Se puede continuar peleando sólo desde la reivindicación gremial?

Esta elección parece haber cacheteado al conjunto de la dirigencia.

Claro que hay diferentes grados de responsabilidad.

Y la ausencia de una conducción estratégica se repite como un problema sin solución.

Hace casi un año intentaron matar a CFK. La respuesta no estuvo en una ofensiva política sino en un “operativo clamor” que solo buscó “discutir las listas”.

Mientras tanto se justificó el ajuste del FMI llevado adelante por Sergio Massa. Atrás quedaron las críticas a la gestión de Martín Guzmán.

La mentira entonces quedó expuesta. Y tuvo su reflejo en las urnas.

¿Por qué Massa dice que va a bajar la inflación si se multiplicó con él como Ministro?

Preguntas sin respuesta para una campaña electoral sin militancia en las calles.

O peor, la dirigencia encerrada en el Palacio con expertos en “redes sociales” explicando cómo “clarificar” al pueblo que es mejor seguir así como estamos.

Don Arturo Jauretche escribió en julio de 1959: “Hay que actuar en dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder. No podemos incurrir en el error de los radicales en 1945 y eso le ocurrirá fatalmente al que haga política en función del pasado. Por cuidar los votos, ellos se quedaron parados y cuando se dieron cuenta, los votos se habían ido. No importa dónde están los votos ahora. Importa dónde estarán para ejecutar un programa. El que está atento solo a lo que piensa la gente hoy, se quedará al margen de lo que pensará la gente mañana y aquí está la clave para saber quién es dirigente o no. Además, lo que piensa la gente no está dicho por lo que proclaman en voz alta, sino por lo que se dicen en voz baja y, aún más, por lo que lo que no se dice y está en el subconsciente“.

La nota completa en: https://radiografica.org.ar/2023/08/20/panorama-sindical-libertad-2/

 

 

 

COMPARTIR:
El peronismo como “hecho maldito” ejecutó operativos que levantaron las banderas del nacionalismo popular
Mónica Rosana: «Junin necesita de la mirada y sensibilidad de las mujeres»
Arturo Frondizi: ¿Traición o desarrollo?
Seguir Leyendo :
Opinión
Más Leídas