El desastre demográfico causado por la conquista diezmó a los pueblos originarios al utilizarlos in extremis y obligó a buscar sustitutos provocando un segundo genocidio.
Del mismo modo que la hecatombe en tiempo y espacio perpetrada contra los indígenas americanos no tiene parangón en los anales de la humanidad, el secuestro y cosificación de africanos para introducirlo al Nuevo Mundo constituyo el mayor y más bestial desplazamiento forzado de seres humanos del que se tenga memoria.
Marcelo Valko desnuda un sistema económico delincuencial que arrancó seres humanos del otro lado del Atlántico para obligarlos a trabajar en tierras usurpadas a los indígenas exterminados constituyendo un todo que la desmemoria oficial busca diluir. Poco tienen presente que en la Buenos Aires colonial uno de cada cuatro personas era afro, en tanto que a fines del siglo XIX se editaba en la ciudad una decena de periódicos de ese origen.
Negar las evidencias de tal densidad poblacional e importancia y su posterior destino tiene un único propósito: demostrar la excepcionalidad argentina.
Existen datos interesantes basado en el censo que ordenó Carlos III y que el Virrey Vértiz cumplió en 1778; más allá de lo dificultoso que habrá resultado tal medición y las probables lagunas territoriales o inexactitudes, son datos a tener en cuenta. De un total de 186 mil habitantes del virreinato: 70 mil son blancos, 40 mil indígenas, mientras que los afros suman 68 mil. Entre las distintas provincias se destacan sin duda Santiago del Estero con 2.000 blancos y 8 mil negros… en Buenos Aires a principios de 1800 una de cada cuatro personas provenían del Congo, Angola o Mozambique, aunque algunos investigadores como ele Studer afirma que el porcentaje era aún mayor y esa población llegaba a un tercio total. Incluso en algunos lugares del interior la proporción era superior. En Santiago del Estero 80% tenía ese origen. En Tucumán el 50%, Catamarca 52% y en Salta y Córdoba alcanzaban el 46% que eran empleados en cultivos de algodón y caña de azúcar.
Datos que se obtienen de 1814, para el caso de la Rioja, sobre una población total de 14.128 personas, existían 4.752 blancos, 3,178 indios y 6.093 negros.
Después del 25 de mayo la situación comienza a cambiar, aunque serán necesarias varias décadas para que las modificaciones proclamadas en los papeles tengan alcance real.