Subzona 15: un ajedrecista acribillado y un manto de silencio
Fuente: QUÉ Digital
Fabián López Corrales tenía 19 años, era militante del PRT y había llegado de paso a Mar del Plata en abril de 1976 para participar de un torneo de ajedrez. Pasados 43 años, familiares y amigos declararon en el juicio.
Pasaron 43 años y todavía hay muchos detalles por intentar conocer y reconstruir. En abril de 1976 Fabián López Corrales tenía 19 años, había llegado a Mar del Plata a participar de un torneo internacional de ajedrez representando a su Junín natal, mientras vivía en La Plata, donde estudiaba Arquitectura. Tras algunos días sin volver al hotel donde paraba, su familia fue alertada y llegó a la ciudad. Algunos días después deberían reconocer su cuerpo: el joven -con militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT)- había sido acribillado y arrojado en la zona de Edison y Mario Bravo.
El de Fabián es uno de los 28 casos de víctimas cuyos cuerpos fueron encontrados que están comprendidos en el juicio por delitos de lesa humanidad que se lleva a cabo desde abril del año pasado en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata y que contiene en total a 272 hechos -cometidos en la Subzona 15 y en los centros clandestinos de detención La Cueva y Base Naval-, de los cuales, además de los fallecidos, 133 víctimas se encuentran en calidad de desaparecidas y 111 fueron liberadas luego de la detención ilegal. Y en la continuidad del debate declararon el hermano de Fabián, primos y amigos, quienes relataron su militancia, la persecución que sufría, escenas de intimidación en medio del sepelio y el terror impartido que derivó en un “manto de silencio y de oscuridad” que muchos años después logró empezar a romperse.
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Néstor, el hermano de Fabián, tenía 15 años cuando en abril de 1976 el dueño de un hotel ubicado en Brown 1994 de Mar del Plata llamó a su casa de Junín para avisar que el joven hacía varios días que no volvía al establecimiento, que estaba allí su valija, que la estadía estaba paga y que su compañero de cuarto se había ido.
Fabián López Corrales era estudiante de segundo año de Arquitectura en La Plata y jugador de ajedrez. Había viajado a Mar del Plata por el noveno torneo internacional. “La última carta que escribió fue el 11 de abril, había llegado a Mar del Plata el 10. En la carta a mi papá indicaba que estaba en el residencial y que había jugado la primera fecha y que no había llegado a visitar a una tía que vivía ahí”, reconstruyó su hermano Néstor al declarar ante preguntas de los fiscales María Eugenia Montero y Juan Pablo Curi, y luego sumó que posteriormente su tía le contó que había llegado a verlo por lo que estimó que hacia al 12 o 13 de abril Fabián aún estaba vivo.
Tras aquel llamado del dueño del hotel donde paraba Fabián, Néstor le avisó a su mamá quien rápidamente se contactó con su hermano que vivía en Rosario y con quien partiría luego rumbo a Mar del Plata. Más tarde también llegó a la ciudad el padre de Fabián junto a un amigo ya que había sido avisado de la situación mientras realizaba su trabajo de viajante de comercio.
En su declaración ante los jueces Mario Portela, Roberto Falcone y Alfredo Ruiz Paz, Néstor relató que pasados dos o tres días de la llegada de su padre a Mar del Plata, donde se pusieron en contacto con un abogado conocido, lograron localizar el cuerpo de Fabián. “Había una nota en el diario La Capital que decía que se había encontrado un cadáver acribillado a balazos atado de pies y manos y creo a partir de esa nota ellos empiezan a buscar en los hospitales”, expuso, ante el lógico desgaste de recuerdos que genera el paso de tanto tiempo.
En ese sentido, el hombre señaló que la causa de la muerte establecida en el certificado de defunción -fechada el 21 de abril- decía “politraumatismos y paro cardíaco” y remarcó que el nombre que habían puesto era una mezcla entre el suyo y el de su hermano: Néstor Fabián López. “Había sido víctima de tortura y asesinato“, sumó y recordó lo publicado por la prensa en aquel entonces que hablaba de numerosos impactos de bala sufridos. Luego, hizo referencia a un informe oficial conocido años después que dio cuenta del cuerpo de un joven “acribillado a balazos” que fue hallado a 700 metros del Golf Club ubicado en la zona de Edison y Mario Bravo.
LA INTIMIDACIÓN EN MEDIO DEL DOLOR
Del momento del velorio, ya tras el traslado del cuerpo a Junín, Néstor recordó que se produjo a cajón cerrado. “La empresa fúnebre dijo que el cadáver estaba muy estropeado y destrozado”, hizo memoria.
Por su parte, quien expuso mayores recuerdos de aquel velorio y sepelio fue un amigo de Fabián, con quien se conocían desde chicos ya que las familias vivían a una cuadra de distancia y además luego se cruzaban mientras ambos vivían en La Plata. El hombre recordó que lo había visto incluso 24 o 48 horas antes de que partiera a Mar del Plata cuando había ido a su departamento a presentarle a su novia y a contarle que se iba al torneo de ajedrez.
Pasados los días, cuando le avisaron que había sido asesinado viajó a Junín para despedir el cuerpo. Y, en ese contexto, recordó en el juicio que en medio del sepelio “había un señor sacando fotos, sobre todo a los que llevábamos el cajón“. Luego sabría que ese hombre era un policía y que se había ido del lugar caminando junto a un militar que participó del último adiós.
En ese sentido, otro de los testimonios escuchados en el juicio, en este caso de una prima de Fabián, aportó que en ese momento “había mucha vigilancia” y la presencia de “mucha gente que nadie sabía qué hacía ahí ya que no se conocían”. Asimismo, la mujer recordó que su papá -el tío de Fabián que había viajado en su momento a Mar del Plata- les prohibió ir al velorio y reparó en recordar que tanto su papá como su tío había sido advertidos antes de retirar el cuerpo que “no dijeran nada de lo que habían visto”.
Asimismo, puntualizó que otro amigo de Fabián que aquel día cargó el cajón desapareció unos dos meses después y, tras algunas divergencias en el relato, propio del paso del tiempo, con relación a lo narrado por el hermano de Fabián, lamentó que en la familia “después de todo lo de Fabián es como que cayó un manto de silencio y de oscuridad“. Así, señaló: “Yo me enteré unos 20 años después que en el certificado de defunción figuraba el nombre de mi otro primo. Hasta el día en que se fueron mis tíos jamás mencionaron las cosas que vivieron en esos días. Lo poco que supe es lo que mi papá decía”.
Y sumó: “Todos tratamos de saber pero eran tiempos de silencio, que nadie podía averiguar nada”.
LA EXTREMA DERECHA DE JUNÍN
A lo largo de su declaración en el juicio por el asesinato de Fabián -que tiene al represor Eduardo Jorge Blanco como acusado- tanto su hermano como dos amigos y compañeros de militancia de aquellos años coincidieron en apuntar también sospechas sobre el accionar y la influencia en este caso de integrantes de grupos de extrema derecha de Junín vinculados con la CNU.
El hermano de Fabián expuso que, a partir de comentarios de terceros, con el paso de los años supo e identificó que en Mar del Plata por esos días habían sido vistos integrantes del grupo de extrema derecha de Junín -uno de ellos en un café de la zona de la Peatonal- algunos de los cuales forman parte de investigaciones por delitos de lesa humanidad. En ese marco, el fiscal Curi pidió al Tribunal remitir el testimonio al Juzgado Federal de Junín a los efectos de que se investiguen los posibles vínculos.
Previamente, uno de los amigos de Fabián había nombrado a las mismas personas por pertenecer a grupos de extrema derecha y haber escuchado a uno de ellos hacia 1974 decir que Fabián “ya estaba muerto” . Asimismo, otro de los amigos expuso haber tomado conocimiento de que uno de esos individuos había sido visto alrededor del hotel donde paraba Fabián. “Por ahí era para marcarlo, para identificarlo”, deslizó.
Por otro lado, los testimonios dieron cuenta que Fabián sabía, previo a su secuestro y homicidio, que era perseguido. “En 1976 tuve el último encuentro con él en una confitería en Junín, Me acerqué a él esa noche, esto fue un mes antes de su muerte, y me indicó que siguiera de largo, que no hablara con él, y ya sin mirarme me dijo que lo estaban vigilando, que había gente que lo estaba siguiendo y que hiciera de cuenta que no lo conocía”, relató uno de los amigos, y pidió al cerrar su declaración: “Quiero que haya justicia, que se acuerden, que estamos hablando de un muchacho de 19 años, nada más”.
Fuente: QUÉ Digital