No hay nada sobrenatural en las cuatro nouvelles que componen “Tan cerca en todo momento siempre”, el horror se manifiesta en los vínculos amorosos. Y sin embargo, en esa ausencia de otredades, el miedo se vuelve más profundo. La oscuridad subyace en lo cotidiano, crece en cada caricia, en cada palabra.

Gabo Forte

Joyce Carol Oaetes sabe como generar tensión, es una artesana a la hora de construir historia que nos van a dejar con un dejo amargo en la boca. No por falta de calidad literaria, al contrario. Hay maestría en su escritura.

En la primera historia del libro, una mujer joven revive la historia de “Barba Azul”. El amor letal la amarra a una casa de lujos en la que es ajena. Un marido encantador, protector, que muestra su cara real con el tiempo. Esposas trofeos para alimentar el ego de un macho alfa.

Sigue el relato de una obsesión. El primer amor suele doler, pero en este caso se vuelve una pesadilla. La historia que le da nombre a la edición en castellano del libro es la típica chica conoce a chico extraño. La atracción a lo desconocido se vuelve tenebrosa cuando la máscara (una vez más) cae para mostrar lo real.

Un hijo malcriado emprende un plan criminal para obtener una recompensa que lo salve de sus deudas y de sus padres. Pero como en una película de los Cohen, el plan se tuerce y el joven queda al cuidado de su invalida madre, sin la recompensa y casi a su merced. más allá de que el miedo es mutuo, una cierta justicia poética se desprende sobre el final.

El libro cierra con la más corta de las historias. Una mujer con problemas para entablar relaciones sexuales, termina contándole su trauma a su nuevo amor, quizá el único que conoció, y Oates lo resuelve a su modo. La violencia termina redimiendo.

Se criticó a la autora por el uso excesivo de violencia en sus historias, pero, como ella misma dijo, es solo una forma de trasladar lo que ve en su vida. La violencia en Estados Unidos es un hecho cotidiano y eso es difícil de negar.

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