Las obras de McEwan tienen la rara costumbre de fascinante desde los primeros renglones, en Chesil Beach, una tormenta de empezar a formar en el horizonte de una pareja de recién casados. La falta de comunicación, ser parte de una generación que quedó en medio de la posguerra y los cercanos 60, y, sobre todo, los miedos, hacen que ese cúmulo de nubes sobre la costa, se desaten como una tempestad.
El amor, el sexo, las relaciones, el deseo, la falta de deseo, todo está en esta pequeña novela.