«El monte lo confunde todo, hasta la edad de las personas», las palabras de Insua resuenan entre los árboles añejos, los monos y el Tragadero.

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Insua es uno de los personajes satélites en la novela de @correquiros, junto con Soria, el chico de Soria, la Vieja y los pibes que llegan para trastocar la vida casi ermitaña del Mudo.
El Mudo dejó Resistencia y se instalo en el monte, cerca de Colonia un poblado del norte chaqueño, tan extraño como sus habitantes. Se apropia de una casucha perdida entre los árboles y los monos, en la que vivía una Vieja (bruja, quizá), a la que encuentra muerta y deja que el Tragadero se la lleve. Pero la Vieja no se va, su fantasma queda atorado en la casa.
Al principio el Mudo se asusta, pero se acostumbra a la presencia de la Vieja. Cómo también lo hace del monte.
El Mudo es un observador, casi como un adelantado en la conquista de América, pero en una tierra ya descubierta, ya colonizada. Quirós arma una novela de climas, hay opresión en ese monte que se cierra sobre sus cabezas, en el ruido de los animales, y en ese río que no tiene piedad con nadie.

Una casa junto al Tragadero, última reseña del año.
@tusquetseditores