«Aquí no solamente se padecieron los horrores de la tortura, vejámenes y todo tipo de mal trato, sino el mayor de los insultos que puede sufrir un ser humano, como es la negación de la justicia al derecho de defensa contenido en nuestra constitución nacional. Derecho que hoy se les otorga a los genocidas de entonces quienes no muestran ningún tipo de arrepentimiento por los crímenes de lesa humanidad y demás atrocidades cometidas».
Imelde Sans