La fuga del Capitán Luna
Un reportaje de Juaquín Guzzo para La Voz de los Barrios
El diario La Voz de los Barrios fue fundado el 7 de agosto de 2005 por el escritor y periodista Héctor Pellizzi en la ciudad de Junín.
El militante social y político, Juaquín Guzzo, integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos, viajó a México como corresponsal de La Voz de los Barrios para entrevistar a José Luna, un vendedor de diarios que en 1977, en la localidad de Morse, Partido de Junín (B) puso a correr a tiros a dos policías que lo estaban torturando.
El Capitán Luna: ¿“canillita” de ley o terrorista?
José Luna, en la década del 60 del siglo pasado, era conocido en Junín por su oficio de vendedor de diarios. No hubo, en aquella época, quien no le haya comprado un diario o una revista. Recordado por su sacrificio de trabajador desde corta edad, por su incansable esfuerzo diario, pero sobre todo por su evasión de la comisaria de Morse en el año 1977.
La Voz de los Barrios viajó hasta México, a la ciudad de Puebla, para hablar con José Alberto Luna sobre su historia durante el gobierno “cívico-militar-eclesiástico”, su increíble fuga y su posterior exilio en el país mexicano.
El diario “Democracia” de propiedad de Dora Dana de Lebensohn, publicó el 28 de enero de 1977, bajo el título “Dos policías heridos en acción antisubversiva” dio a conocer un comunicado de la Jefatura del área 131 al mando del Coronel del Ejército Ángel José Gómez Pola (1), donde se informaba que “en el día de la fecha el delincuente subversivo José Alberto Luna perteneciente a la banda de delincuentes auto titulada ERP atentó contra la vida de dos oficiales de Junín con armas de fuego, recibiendo ambos impactos de balas de carácter reservado.
Ciudadano de Junín: el delincuente se encuentra cercado dentro del ejido urbano de la ciudad. Observe a su alrededor, cualquier actitud sospechosa comuníquela de inmediato a las autoridades policiales y /o militares más cercanas y por el medio más rápido. La seguridad de Ud, y de su familia están en sus manos”.
Obsérvese cómo el comunicado le transfiere la responsabilidad a las personas comunes y corrientes.
El sábado 29 de enero de 1977 el diario “La Verdad” de Junín, propiedad del Arzobispado de Mercedes – Luján, publicó un comunicado de la Jefatura del área 131 bajo el título “Luego de herir a dos policías huyó un extremista en Junín” e informa que un “delincuente subversivo”, José Alberto Luna, perteneciente al ERP que se hallaba detenido en la comisaria de Morse, logró escapar después de herir a dos oficiales de la policía (extraoficialmente se supone que serían los oficiales Esterlich y Manzanares). “Se cree que está cercado en la ciudad”. El comunicado prosigue: El extremista conocido como Capitán Luna o Capitán Juan, nacido en Barrancas, Pcia. de Santa Fe, domiciliado en la calle Orlantini N° 120 de Laboulaye, 28 años, 1,75, tez blanca, cabellos y barba crecida, bigote mal recortado, falto de dentadura, viste camisa blanca, pantalón color claro, zapatos negros sin cordones y presunta dificultad para caminar. Se hace saber a los ciudadanos de Junín que cualquier actitud sospechosa que se perciba comuníquese inmediatamente.
Este comunicado, claramente, describe a un hombre torturado en fuga e insta a la población a hacer el papel de policía, delatándolo.
El 31 de enero de 1977 el diario La Verdad publicó: “José Luna es casado, padre de dos hijos, vivió mucho tiempo en Junín donde se dedicaba a la venta de diarios, por lo cual era ampliamente conocido, vivaracho. Inquieto, gustaba de lectura y no ocultaba su simpatía por el comunismo…”
LA VOZ- Contanos sobre tu militancia política en Junín
-Comencé a militar en la izquierda con Eduardo García que es el hijo de Jesús García, dirigente ferroviario perseguido que tuvo que vivir en el exilio durante el gobierno de Perón.
En ese momento, el militante más joven era el “canchero” del club B.A.P, de apellido Vecin, tenía alrededor de 45 años, entonces ya para la juventud “no daba”. Por eso nos juntamos tres muchachos de 16, 17 años y conformamos la juventud comunista. Estaba Benjamín Bordalota (2), un excelente amigo y camarada y Eduardo García, hijo de Jesús. Yo era el secretario de prensa y propaganda. Era repartidor de diarios en bicicleta. Repartía tres publicaciones del Partido Comunista, el Diario Juventud, Aquí Nosotras y Nuestra Palabra. Todo esto en el único período democrático que viví en Argentina, el de Humberto Illia. (2)
LA VOZ- ¿En el gobierno de Illia comenzó tu militancia en la Federación Juvenil Comunista?
– Sí, ahí empecé a conocer a mucha gente simpatizantes de las ideas no conservadoras. Entre ellos un grupo de personas allegadas a la cultura y a las artes, que en Junín fundaron un grupo teatral que se llamó “Teatro de Abril”.(3) El teatro tenía su sala arriba del Centro Español, estaba en la calle Lebensohn entre Mitre y Saavedra. A mí siempre me gustó mucho leer, no solamente repartía los diarios y revistas, sino que los leía. En ese momento comienzo a compartir lecturas con el grupo y me adapté el ellos. Venia de Bs As un maestro de teatro, Conrrado Ramonet, de origen judío, formaba parte del IFT. Venía a dar clases de teatro y eso nos llevó a lectura de dramaturgia, comedia, etc. Había un movimiento cultural muy grande e importante en Junín.
PRIMERA DETENCION…
En 1967 me voy a vivir a Rosario, una decisión personal. Compro un kiosco en la zona sur de Rosario. Comencé a estudiar el secundario a la noche. Cursé bachillerato del 70 al 75.
En 1975 me detienen y me interrogan en el edificio de la Jefatura de la Policía de la Provincia de Santa Fe, era el centro clandestino de detención “el pocito”, donde se calcula que desaparecieron más de 2.000 personas.
La detención se produce porque cuando fusilaron a los compañeros de Trelew, el 22 de agosto, le pusimos el nombre “héroes de Trelew” al salón de acto de la escuela. Yo fui parte de eso. Había muchos compañeros de diferentes organizaciones.
LA VOZ- ¿Vos tenías alguna participación en alguna organización?
– Si, en el centro de estudiantes de la nocturna en la que estudiaba. Éramos todos trabajadores terminando la secundaria, gente grande.
En el salón nuestro, la policía federal tenía un infiltrado. Nosotros nos habíamos dado cuenta. Después con el tiempo dejó de ir y nos enteramos que lo habían matado, pero nunca supimos las circunstancias.
LA VOZ- ¿El acto en conmemoración a los héroes de Trelew es la causa de tu detención?
– Sí. Me detienen por esa participación en el Centro de Estudiantes y mi colaboración en la conmemoración. En enero del 75 me secuestran del kiosco y me llevan a “el pocito”, me dan un par de “cachetadas”, no me torturan. Ahí zafé porque yo de 18h a 24h iba a la escuela, a las 4:30h salía a buscar el diario La Capital, cerraba el kiosco a las 12hs, comía algo y nuevamente me iba a vender Tribuna y Crónica que eran los vespertinos de Rosario.
Entonces yo no tenía tiempo para ningún tipo de actividad. En realidad, ellos buscaban a dos militantes muy importantes, uno era del peronismo de base, el “tacuarita” Brandasa, fue famoso porque lo mataron a trompadas y también a Daniel Gorosito, que era mi cuñado. Los dos militaban en la zona sur de Rosario en “Villa Manuelita”. Mi cuñado militaba en el PRT.
Me llevan a “el pocito”, me interrogan y me van pasando fotos y entre ellas están la de mi cuñado y “el tacuarita”. Ellos dos ya estaban en la clandestinidad y eran buscados. Yo me hago el boludo y terminan dejándome en libertad. Después de este episodio me ponen vigilancia en la esquina de mi kiosco.
En enero del 76 secuestran a mi cuñado y más tarde en el centro clandestino de “el pocito” lo terminan asesinando en la tortura, nunca cantó a nadie. Aún sigue desaparecido. Calculamos que lo mataron entre septiembre y octubre.
A partir que tengo la vigilancia en el kiosco y la detención de mi cuñado, vendo el local y me voy a vivir a Laboulaye. Compramos un “terrenito” y construimos una casita.
Cuando me doy cuenta que me andaban buscando en Laboulaye porque veo un tipo raro en el barrio, me escapé. Era el 25 de enero de 1977. Dejé mi bicicleta, robé una camioneta y salí para Rufino. Ni alcancé a decirle a mí esposa. Me estaba buscando una patota de Junín. Hay que recordar que en la madrugada del 23 para el 24 de enero de 1977 secuestran a un grupo numeroso de personas en Junín.
En la estación de Rufino dejo la camioneta y voy a sacar un pasaje en tren. Venían dos milicos de Laboulaye, me detienen y me llevan a la comisaria de Rufino y de ahí a Laboulaye que ya me esperaban los 4 policías de Junín. Me roban 3.000 dólares que eran de la venta del kiosco.
LA VOZ- ¿Cómo crees que lograron saber que estabas en Laboulaye?
– Esa es una investigación que queda por hacer. Cuando yo huyo de Rosario, paro un “tiempito” en Junín y de ahí salgo para Laboulaye.
LA VOZ- ¿Algún familiar tuyo en Junín sufre alguna detención o allanamiento en aras de tú búsqueda?
– Sí, mi cuñado Pedro Guevara, un tipo veterano, de los hermanos mayores de mi mujer y a mi sobrino, su hijo que era policía. Mi esposa también es detenida y mi cuñado intercede explicando que no tenía nada que ver.
LA VOZ- ¿Qué pasa después de tu detención?
– Me van a buscar 4 policías, Manzanares, Esterlich, Almiróny Amengual a la comisaría de Laboulaye y me traen en el baúl de un Falcon. A mitad de camino en la noche se detienen, me bajan del auto me ponen una pistola en la cabeza, yo pensé que me mataban, pero no, pararon porque se les había pinchado una cubierta. Cambiaron la goma, me vuelven a meter en el baúl del auto y me llevan para Morse. Eso ya era el 26 de enero. En la noche del 26 al 27, al ser el único detenido estos muchachos se dedican solamente a torturarme. Los demás detenidos en Junín estaban en la cárcel en construcción y en la Comisaria Primera.
LA VOZ- ¿Qué información buscaban en vos?
– Qué tipo de organización teníamos. Me adjudicaban que pertenecía a una organización guerrillera, un brazo armado que estaba comandado según ellos, por mí. Entonces me dieron un grado militar, el de capitán, por eso los diarios pasaron a llamarme “el capitán Luna”.
Nos acusaban de poner explosivos, atentar contra personas, realizar secuestros y sacar gente al exterior, perseguidas dentro del país por la frontera norte. Todo eso está en el comunicado del ejército.
LA VOZ- El 26 y 27 sufrís torturas en Morse y después ¿cómo siguen los acontecimientos?
– “A la seis horas del día 27, esta gente me dio por muerto porque durante la tortura tuve un desmayo. Estaba amarrado a la cama, la misma donde antes habían torturado a Susana Boguey” (4)
Ellos me dejaron atado y desnudo. Junto a la cama, estaba “la picana” y un bolsito con un revolver 38 corto. Ese revolver me cae del cielo. Yo tengo las manos largas, eso lo heredé de mi viejo, entonces me permitió desatarme una de las manos, después me desaté la otra, me quité la venda, me puse el pantalón y una camisa que había allí, los zapatos sin cordones, tomé el 38 y me quedé sentado esperándolos.
Las manos del capitán Luna en la actualidad
Tenía la cara ensangrentada, la espalda, “enllagada” por las torturas que me aplicaron durante toda la noche. Entonces, cuando regresan, tipo 6:45 am, se sorprenden y le disparo a Esterlich que me quiere manotear y Manzanares empieza a correr y también le tiro y le pego a los dos. Cuando se me acaban las 6 balas del 38 “agarro” una “itaka” que tenían en el Falcón con el cual me habían llevado, ahí conocí lo que era una itaka.
Cuando tiré salieron todos corriendo para el baldío que había enfrente de la comisaria. Uno de ellos se escondió en un garaje que daban la comisaría, le tiré un “itakaso”, se ocultó y no apareció más.
LA VOZ- Entonces, ¿cómo te fuiste del lugar donde te estaban torturando?
Arrastrando una “pata”, dando la vuelta a la manzana. A espaldas de la comisaria, creo que vivía la familia de Ruben Avampini, que tenían una camioneta que estaba a punto de salir. Cuando me ven llegando todo ensangrentado y con la itaka en la mano se asustan, yo les dije que quería la camioneta, no les apunté ni nada.
Se metieron adentro de la casa y me llevé la camioneta en dirección a la ruta. Yo conocía un poco el lugar porque había andado vendiendo diarios, vendiendo vinos y juntando maíz en dos campos de Morse. Entonces al huir, medio instintivamente sabía dónde estaba la ruta 7. Quería llegar a Junín porque sabía alguien podía protegerme. Cuando arribo a la estación de servicio de “La Agraria”, me detengo, veo un “chevi nova” que le están echando gasoil, le saco la manguera, me subo y me voy a toda velocidad. Llego a Junín, hago el rodeo por la Av. de Circunvalación y finalmente dejó el chevi cerca de la laguna “El Carpincho” para desconcertar la atención hacia el punto en que en realidad sabía que podía encontrar refugio.
Teniendo en cuenta la descripción del comunicado del ejército que decía que yo iba arrastrando la «pata», que me faltaban los dientes, que tenía la cara ensangrentada, los tipos describiendo el estado en el que me habían dejado se auto acusan de haberme torturado, interesante esa parte, porque ellos mismos lo reconocen.
Al haber caminado y andado en bicicleta por toda la ciudad con el reparto de diarios, sabía que el lugar más seguro no era entrar por la ruta 7, sino por el puente posadas, que queda cerca de mi barrio, porque yo era del Prado Español, a dos cuadras de la cancha de Sarmiento. Ahí me ayudaron unos amigos, me dieron de comer, unas ropas y me di un baño. Les pido que me saquen para un maizal, era enero y ya estaban altos. Me oculto hasta que mis amigos consiguieron una persona que me llevó a Rosario porque Iba al mercado de abasto.
LA VOZ- ¿Cuánto tiempo estuviste en el maizal?
Estuve 15 o 20 días. Sin nadie que me asista porque el riesgo de muerte era muy alto.
En el cruce entre Pergamino y Rosario había un retén, pero como este tipo era asiduo de la ruta, no nos pararon y pasamos fácil. Pero me “cague” bastante, no tenía donde escapar. Imagínate si me atrapaban, iba a morir en la tortura. Una de las cosas más desesperantes en la tortura, es el temor a llegar a delatar, ese era el único miedo que yo tenía, no sé si miedo, porque yo quería morirme antes de delatar. Si me escapé fue para salvarme, no para matar a nadie, lo que no quería era que me mataran a mí.
Entonces llego a Rosario, me refugio y vivo clandestinamente un año, de enero del 77 a enero del 78 trabajando en la construcción con un documento falso a nombre de un correntino. Después logro salir a Uruguay, luego a Brasil y después a México.
LA VOZ- ¿Llegas a México con algún contacto?
Cuando llego a México lo hago solo, sin contactos. Me voy a la ONU y digo quien soy, y que quiero la protección del alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados y me lo conceden. A partir de ese reconocimiento de la ONU tramité mi permanencia legal y me quedé en el país.
LA VOZ- ¿Volviste a la argentina en algún momento?
Si, en 2001. Estuve en Rosario y en Buenos Aires.
LA VOZ- ¿En algún momento se te paso por la cabeza la idea de volver?
Sí, siempre, claro. Por supuesto. Siempre quiero volver. En junin se llevó adelante un juicio por los crímenes cometidos en el que fueron condenado varios represores…
LA VOZ- ¿Que sentiste el día de las sentencias?
Muy interesante, estaban todos sentados ahí. Chiacchetta que era médico, alguna de las cosas que yo vendía me compró alguna vez el forro ese, pero no me acuerdo qué era. Él fue quien primero que me revisó, me auscultó para ver si el corazón daba para la picana y dio el visto bueno de que yo aguantaba y que me siguieran torturando. A Chiacchetta le dieron 20 años y al «turco” Farah que también era médico y revisaba a los torturados no lo condenaron porque se murió antes. Los dos eran doctores y trabajaban para los milicos y también había un fotógrafo de nombre Rubén. Es paradójico, yo lo conocía personalmente y la única foto que yo tengo del kiosco me la sacó él, es el mismo que les sacaba las fotos a los detenidos. Cuando yo estuve secuestrado no le dio el tiempo de sacarme la foto, me fui antes.
Y respecto a la sentencia sentí mucha alegría, sobre todo con los gritos de las personas que con lágrimas en los ojos sintieron que se hacía justicia. (6)
LA VOZ- ¿Fue reparador?
Yo creo que no porque quedó mucha gente suelta, gente mala sin castigo. Estaba lleno de buchones la ciudad.
LA VOZ- ¿Te gustaría agregar algo?
Sí, no va a pasar el 2025 sin que publique un libro sobre Junín. Escribir un poco las crónicas de los días, noches y madrugadas que pasé repartiendo diarios, vendiendo naranjas, comprando fierros viejos y lustrando zapatos.
EPÍLOGO
La historia de José Luna es la historia de muchos trabajadores que se organizaban, que pensaban en comunidad, que tenían sensibilidad por el otro y que fueron parte del sometimiento y el sadismo perpetuado por la dictadura.
Su hermana estuvo en la clandestinidad hasta 1983, su cuñado aún continua desaparecido. Entre muchos militantes y artistas secuestrados en Junin, figuran Hugo Torreta, Gilberto “Beto” Mesa y Ademar Romie, quienes fueron asesinados y sus cuerpos todavía están desaparecidos.
En el juicio realizado en Junin fueron condenados el ex jefe del área militar 131, Ángel José Gómez Pola, y el ex comisario de la seccional 1ª, Abel Oscar Bracken, que recibieron prisión perpetua, mientras que el ex oficial de inteligencia policial Francisco Silvio Manzanares y el ex médico policial Aldo Antonio Chiachietta fueron condenados a 25 años de prisión.
Las penas impuestas se completan con 18 años de prisión para los ex oficiales Miguel Ángel Almirón y Julio Ángel Esterlich y de 15 años de prisión para el ex oficial Edgardo Mastandrea.
Juan Carlos Amengual, cuñado de Manzanares, uno de los que secuestró y torturó a José Luna, por alguna razón nunca fue llevado a juicio. Hoy es presidente de la Asociación Civil Cooperadora de Bomberos Voluntarios y dueño de la Agencia de Seguridad EXEL, ante la servicial y pasiva hipocresía de los ciudadanos de Junín, cuya mayor responsabilidad la tienen los dirigentes políticos, fiscales y jueces, como así también las entidades intermedias de la sociedad que facilitan, como en la época de la dictadura, la impunidad . Amengual, en 1977, fue candidato a intendente en la interna del PJ impulsado por José Joaquín Pereyra de la UOCRA.
Amengual tuvo el tupé de escribir un libro titulado “Consejo de Prevención Ciudadano” y ser propuesto -en 2008- al entonces intendente municipal Mario Meoni como asesor en seguridad, sugerencia que rechazó de plano, acompañado por las Madres de Plaza de Mayo de Junín y la Dirección de Derechos Humanos municipal, a cargo de Oscar Farías.
Las condenas a los represores fueron impuestas por unanimidad de los tres jueces, a pesar que algunos disintieron de los montos de las penas. El tribunal, además, ordenó que se diera de baja a todos los condenados y que se les suspendiera jubilación, pensión o retiro.
Hoy “el capitán” Luna vive en México, en Puebla. Es fotógrafo.
Mientras tanto, espera que la justicia actúe y condene a los militares y civiles que aún se encuentran libres e impunes.
(1) Gómez Pola, represor condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad
(2) Benjamin Bordalota, Fue empleado del diario “La Verdad” y varias veces campeón de ajedrez en Junín.
(3) En realidadel gobierno de Arturo Ilia que duró dos años y ocho meses de gestión fue un gobierno ilegítimo porque estaban prohibidos varios partidos políticos, entre ellos el Partido Justicialista y el Partido Comunista. Ganó con el 25% de los votos, seguido de Oscar Alende con el 16%. El peronismo votó en blanco y obtuvo casi el 22% de los sufragios.
(4) Susana Boguey era docente, esposa de Hugo Torreta, militante del PRT, secuestrado– desaparecido el 25 de mayo de 1976, estuvo 13 meses presa. Pasó, además del centro de tortura de Morse, por la Comisaría Primera de Junín y por los penales de Mercedes y Villa Devoto.
(5) En consonancia con la “revolución cultural”, que de hecho se gestaba en varios países occidentales, representó para Junín grandes logros en el plano cultural. Por un lado el acrecentamiento de la importancia de las instituciones culturales nacidas en la década anterior – como el “Teatro La Antorcha” y la asociación de escritores “Asterisco”– y por otro lado, el surgimiento de nuevas organizaciones y grupos artísticos locales – como el “Teatro de Abril”, el grupo musical “Cáncer”,el “Grupo Sol” y el coro vocal polifónico “Vocal J” – germinando hacia 1966, en el nacimiento de una Coordinadora de Arte –COART – cuyo fin radicaba en nuclear y coordinar a todos los movimientos artísticos independientes. (Mariángeles Zapata)
(6) https://www.youtube.com/watch?v=w7Rf6wHEzSY
En youtube se puede ver el veredicto del juicio realizado en Junín
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