La República de La Boca

Fuente: El viajero fisgón / Barriada

hace 6 meses

La República de La Boca

La historia del barrio de La Boca comienza con la llegada de Pedro de Mendoza en 1536, quien estableció un fuerte en una franja pantanosa, poblada de sauces y pajonales.

La Bombonera

Al ser la zona de mayor entrada de barcos, era un lugar de paso de marineros donde se fueron creando numerosas pulperías. Las primeras familias se instalaron entre los años 1830 y 1852.

A finales del siglo XIX se asentaron muchos inmigrantes italianos, principalmente genoveses. Se construyeron allí las famosas «barracas», que eran edificaciones muy humildes donde se almacenaban diferentes productos, se curtían cueros, etc.

En 1882 un grupo de genoveses firmó un acta que enviaron al rey de Italia comunicándole que habían constituido la República de la Boca. El entonces presidente argentino, Julio A. Roca hizo quitar la bandera genovesa izada en el lugar y puso fin al conflicto.

Conventillo sobre calle Rocha

Los conventillos nacieron entre fines del siglo XIX e inicios del XX, en 1919 llegó a haber 2.470 con 148.393 habitantes. Hoy no se sabe cuántos quedan. Y aunque los que subsisten parezcan pintorescos, la forma de vida en ellos no cambió demasiado a través de las décadas.

Desde los primeros tiempos la boca del Riachuelo fue el puerto natural de Buenos Aires y le dio nombre al barrio. Su poca profundidad no permitía navíos de calado considerable. El nuevo puerto, concentrado más al norte, significó el progresivo deterioro del Riachuelo. No obstante esto, él continuó siendo el símbolo del barrio de La Boca.

La inmigración en el Río de la Plata incorporó al país elementos distintivos. La presencia del italiano señala aportes excéntricos en la elaboración de su sociabilidad. Paulatinamente van cobrando rasgos propios los núcleos a los que ellos aportaron sus peculiaridades, dálmatas, españoles, griegos, y algunos dispersos grupos de franceses y sajones.

Quinquela Martín

Los habitantes de La Boca, fueron siempre divertidos, ruidosos, fraternales y melancólicos. Hablaban el dialecto xeneixe -el de los genoveses- como si estuvieran en su tierra. Formaron varias instituciones de apoyo comunitario. Editaron diarios, fundaron clubes y dada su gran sensibilidad para el arte, en el barrio han nacido cantores, músicos, poetas y artistas plásticos relevantes en la preferencia popular.

Es muy conocido por su dotación de bomberos voluntarios tanto por su trabajo profesional como por su trabajo en la comunidad.

La Boca es un barrio con personalidad y se debe a su particular arquitectura. En sus orígenes las casas fueron de dos tipos: de madera o de chapa, ambas con balcones de hierro. Ellas son en realidad la imagen de La Boca.

El origen de los colores diversos, deviene de los sobrantes de pintura que los marineros traían de los barcos, y no alcanzaba para pintar toda la casa de un mismo color.

Las construcciones de material coinciden con el enriquecimiento de muchos de los habitantes del lugar, que encariñados con el barrio, se quedaban en él levantando viviendas “modernas”.

Esta creciente prosperidad se materializó en las grandes mamparas con vitrales o vidrios de colores neutros, verdes, rojos o azules, y los techos decorados de planta baja y primer piso. Muchas de estas casas alternaban con las tradicionales de chapa o madera.

Caminito

El barrio fue la cuna del pintor Benito Quinquela Martín, que reflejó las tareas del puerto y la vida cotidiana de su gente en sus obras. Gracias a él y a sus vecinos, se recuperó un viejo callejón de 150 metros, de trecho sinuoso, conocido como ‘Caminito’ y donde en 1959 el gobierno municipal inauguró allí una calle-museo con obras de arte donadas por sus propios autores. Hoy es otro de los iconos del barrio.

Las atracciones históricas como Caminito, el Museo Quinquela Martín, el Teatro de la Ribera o la Cancha de Boca se sumó un museo de vanguardia (PROA), locales gastronómicos y diversos negocios destinados al turista.