LARRETA QUIERE IMPLANTAR LA ESCLAVOCRACIA
El jefe del gobierno porteño se pronunció a favor de quitar las indemnizaciones laborales y reemplazarlas por un sistema de seguros.
Ya el ex presidente Mauricio Macri había oficializado en 2017 avanzar con un proyecto de flexibilización laboral, propuesta que el macrismo quería llevar al Congreso de la Nación para modificar la Ley de Contrato de Trabajo.
En 2017 en Brasil el entonces presidente Michel Temer envió al Congreso la flexibilización laboral aprobada por el 50% de los Senadores. El resultado al 2021 fue nefasto. Lula dejó el gobierno con 6,5% de desempleo, Temer lo llevó a 12,7% y Bolsonaro a marzo de 2021 el índice del instituto Brasileño de Geografía y Estadística declaró el desempleo en 14,7%.
BRASIL: LA ESCLAVOCRACIA ESTÁ DE VUELTA
La flexibilización del régimen laboral y el endurecimiento de las condiciones de acceso a la jubilación es un tsunami a los trabajadores de Brasil. Tal es así que en los últimos 6 años la desocupación pasó de 6,5% a 14,7%.
La flexibilización arruinó a los trabajadores y a los empresarios que están pasando la peor crisis de la historia de Brasil.
La reforma laboral creó la figura del trabajador autónomo exclusivo, pero sin que éste tenga un vínculo permanente con la empresa.
Las vacaciones se podrán dividir hasta en tres periodos y podrá haber jornadas laborales de hasta 12 horas
Se autoriza la «jornada intermitente«, con el pago de salarios sobre una base horaria o por jornada, y no mensual. Podrá haber contratos parciales de hasta 30 horas semanales o 26 horas y 6 horas extras.
El empleado debe estar en la disposición del empleador, a la hora que lo solicite, con horarios rotativos y solo se le pagarán como horas extras. Esto puede ocasionar que el sueldo sea menor al mínimo establecido en la Constitución de Brasil.
No se cobrarán por horas extras ni bonos adicionales por trabajo nocturno.
Flexibiliza las condiciones de despido. El monto de las indemnizaciones no estará atado por el salario del trabajador y el preaviso baja de 30 a 15 días.
Otras medidas son la supresión de la cotización sindical obligatoria y, en el evento en que un trabajador pierda un proceso laboral, los costos judiciales saldrán de su bolsillo.
La empresa podrá negociar las condiciones de trabajo por una comisión no sindical de representantes de los trabajadores.
Se ponen condiciones para los litigios laborales. Entre ellas pagar las costas del juicio si pierde.
En cuanto al sistema de jubilaciones, el ajuste pretende aumentar la edad mínima.
Lo que esta nueva ley habilita es un avance sobre los derechos de la otra mitad. El núcleo de la reforma es la validación de un escenario donde lo negociado pasa a valer más que lo legislado, o sea, donde la negociación entre el patrón y los empleados es más fuerte que la ley.
Las indemnizaciones por daño moral acaban limitándose al salario del trabajador, lo que significa quitarles a los jueces el poder de establecer una reparación proporcional al daño causado.
También se plantea que solo tendrán acceso a la justicia laboral solo quienes ganen hasta 508 dólares mensuales.
La reforma prevé que las embarazadas puedan trabajar en espacios insalubres, siempre que lo hagan «voluntariamente».
No hubo una gran movilización. Quizás se debió a la amplitud de la reforma y a lo difícil de medir sus implicaciones.
Quizás también a la enorme campaña que emprendieron los principales medios de comunicación, todos interesados en sacarle provecho al cambio. Los sindicatos brasileños ya vienen arrastrando desde hace tiempo dificultades para movilizar a la gente, en parte porque se burocratizaron durante los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff.