» Siento que me caí del almanaque, y quedé colgada de su ganchito.
Estoy un poco desorientada con el tiempo y sus nuevas modalidades, tecnologías y hasta vocabulario.

Me cuesta entender esas maniobras financieras, que llaman «bicicleta», porque para mí eso era, además de un medio de transporte popular, el entretenimiento preferido de mi infancia y adolescencia. Y me la quitaban como castigo si me portaba mal. Ahora parece que así se llama a una timba, donde los «afortunados» ganan mucho, y los giles pierden todo.

Las monedas eran lo que nos daban como propina si hacíamos los mandados, y guardamos en el chanchito con la esperanza de acercarnos a ese objeto preciado que deseábamos hacía mucho tiempo y nuestros padres no nos podían comprar.

» Cripta» era una tumba, de personas importantes. O sea que de la conjunción de ambas, las «criptomonedas» serían ese lugar donde se entierra la guita de gente importante.
La confianza financiera, era la que nos tenía el almacenero o el carnicero, que nos entregaban mercadería todo el mes, y lo anotaba en una libreta con tapa de hule negro, con la certeza de que cuando llegaba el sueldo de ferroviario de papá, se le pagaba rigurosamente y sin discusión. Porque el único origen de los fondos era el trabajo, y servía para eso : para cumplir las obligaciones y sostener lo mejor posible a la familia.

Incluso nos aguantaban, sin cobrar intereses, cuando en las huelgas grandes del ’61/’62 estuvimos meses sin recibir el sueldo, y nuestros acreedores estaban tan mal como nosotros.

El único especulador fue el dueño del exclusivo supermercado del centro, que cuando pagaron los haberes morosos con bonos del empréstito 9 de Julio, los recibía, pero descontando el 20% de su valor nominal. ( Por entonces aún no les llamábamos » buitres», pero estarían empollando).

Ahora, ya no entiendo nada. Habla un tipo al que supuesta e inexplicablemente le tienen confianza porque habla difícil, cita autores que nadie conoce y putea fuerte, y van y le ponen toda la guita que tienen, con la promesa de multiplicarla en segundos, y la pierden toda, como si nada. Y claro…el pobre no sabía !

Aconsejaba sin saber ! ( o sabiendo, interesadamente ). Con el mismo criterio que conduce un país. Y con la misma inocente valoración que lo votaron, se lo tienen que bancar »

Susana Boguey, docente y dirigente gremial (MC)