EL LUCHADOR DE KARATE
Marcelo Mario de Melo
En tiempos de dictadura la discusión rondaba si era más ventajoso andar armado o aprender karate.
_ A mí me parece que deberíamos aprender karate. El revólver se olvida se pierde se traba solamente son seis balas karate no karate mata a los golpes.
_ En mi región había unos karatecas en el partido y una vez unos tiras andaban persiguiendo a uno de ellos.
_ ¡Contá!
_ Él localizó a los tipos y los dejó que se aproximaran eran dos o tres y de pronto se tensó como un yaguareté y partió hecho un huracán los cinco dedos de cada mano juntos duros espinosos formando aquellas dos tablas aquellas dos lanzas aquellos dos cohetes.
_ ¿Y qué pasó?
_ Un tira bien flaquito verdadero físico de contrapropaganda sacó un revolvito de esos bien chiquitos y dio un tiro en cada canilla del karateca él se quedó sentado con el tronco erecto y con las dos manos en posición de ataque apuntadas para adelante dando esos gritos característicos: ¡Kia! ¡kia! ¡kiá!
_ ¿Y después?
_ Después los tiras le asestaron toda la fusilería en la cabeza en el pecho él se desmoronó en el suelo y alguien tomó sus dos manos sus dos tablas sus dos lanzas sus dos cohetes y las colocó en posición fúnebre una sobre la otra con los brazos doblados sobre el pecho. Él fue enterrado de kimono. Los karatecas no pudieron comparecer al funeral porque se habían ido a entrenar tiro al blanco.
Del libro LITERAVIDA – Historias y Casos-
Marcelo Mario de Melo nació en la pernambucana ciudad de Caruaru, se crio en Recife. Militante político sufrió tortura y cárcel durante ocho años en el periodo dictatorial.
“…A lo largo de su carrera literaria ha sido un rebelde a quebrar las estructuras burguesas tradicionales, tanto en la forma como en la técnica. Por eso no se puede ver en él apenas un poeta, mas un escritor en la guerrilla, en permanente lucha para destruir aquellos valores antiguos…” (Raimundo Carrero)
Traducción: Héctor Pellizzi