Debate: ¿Cómo enseñarles el Genocidio Armenio a tus hijos?
Reflexiones sobre un tema presente en cada familia pero que muchas veces se transforma en tabú. Cómo transmitir valores y sentimientos de armenidad a niños y adolescentes.
Desde hace más de cincuenta días los noticieros televisivos de todo el mundo narran y muestran con lujo de detalles la muerte y la devastación de ciudades enteras en Ucrania, así como las terribles consecuencias de los bombardeos, cuyo impacto más fuerte y lamentable –siempre- son las víctimas civiles, mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas, así como jóvenes soldados y voluntarios que ven truncada sus promisorias vidas.
Triste y lamentable, por cierto, pero nada que los armenios de todo el mundo no conozcamos ni hayamos atravesado, incluso con mayor dolor porque nos tocó de cerca, hace apenas un año y medio durante los ataques arteros de la coalición turco-azerbaiyana-terrorista contra Artsaj y Armenia a partir de septiembre de 2020.
La segunda guerra de Artsaj representó así una bisagra en la historia armenia moderna, y gatilló un necesario replanteo de todas las relaciones diplomáticas y económicas de la República de Armenia y de Artsaj con sus vecinos regionales y con las grandes potencias occidentales.
Ciertamente, es un proceso que aún está en curso, con imprevisibles consecuencias a futuro, pero lo que nadie podrá borrar de sus retinas son las imágenes de la destrucción de la infraestructura, las expresiones arquitectónicas y la herencia cultural armenios en esa región del Cáucaso Sur, ni mucho menos las imágenes en redes sociales de jóvenes y viejos, armenios de todas las edades que cayeron bajo el fuego enemigo.
Es que como dijera hace algunas semanas en el recinto ante sus pares la senadora uruguaya de origen armenio, Liliam Kechichian (Frente Amplio): “Hay pueblos que tienen menos marketing que otros”, en relación a la preocupación mundial y la cobertura que los medios hacen de la guerra en Ucrania y la que hicieron entre septiembre y noviembre de 2020 sobre la guerra de los 44 días en Artsaj.
Tampoco eso es novedad. Ya en 1915 y años sucesivos las grandes potencias miraron para otro lado -salvo honrosas excepciones de personalidades puntuales- frente al genocidio armenio, planificado, organizado y ejecutado por el gobierno turco-otomano, un genocidio aún impune.