Cabe destacar que en diciembre de 2005, el MAS (Movimiento al Socialismo) Logró imponerse, con Evo Morales sobre el candidato conservador Jorge Quiroga con el 53,74% de los votos, de allí en adelante comienza una transformación política y económico de desarrollo e integración con un empoderamiento de los pueblos originarios.
En 2006 desde los predios del pozo San Alberto, en Carapari de Tarija, el presidente de Bolivia, Evo Morales, sorprendió el 1° de marzo nacionalizando el petróleo y el gas y ordenó a las Fuerzas Armadas el control y vigilancia de estaciones levantadas por empresas petroleras extranjeras, entre ellas la española Repsol y la brasileña Petrobras.
La nacionalización de los hidrocarburos mediante el Decreto Supremo «Héroes del Chaco», reactivó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) como la empresa más importante del país, le otorgó el rango de Derecho Humano a la Energía y a sus servicios públicos, e inició un camino de modernización de la actividad económica del país a través del abastecimiento masivo de gas natural de red convirtiendo esta actividad en el motor central de la economía, donde el dinamismo económico depende de la exportación de un producto con escaso valor agregado, forjando así una economía de “base estrecha” y con una fuerte impronta extractivista
En los primeros ocho años (2006-2014), las inversiones hidrocarburíferas «alcanzaron un promedio anual de 1.020 millones de dólares, representando un incremento del 175% respecto al promedio del periodo neo liberal 2001 -2005.
El Estado Plurinacional de Bolivia obtuvo ingresos en concepto de renta hidrocarburífera entre 2006 y junio de 2019 por 38.598 millones de dólares resultado de la comercialización de hidrocarburos y las actividades realizadas en el sector. En relación al período neoliberal (1993-2005), se multiplicó por 11.
Ninguna de las empresas petroleras que operaban en Bolivia fue expropiada o expulsada.
Lo que hubo fue una firma de contratos de exploración y explotación, que cambió las condiciones que tenía Bolivia con las empresas petroleras
Las empresas de hidrocarburos (Petrobras, y Repsol entre ellas) se sentaron a negociar un nuevo contrato que convirtió al Estado boliviano en el dueño nominal de los recursos de gas y petróleo, a cambio de un aumento en los impuestos.
Las estrategias, las macros economías, los commodytes tienen sus vericuetos, y es así que la renegociación de los contratos de hidrocarburos indujo a las empresas privadas a acotar sus inversiones y poner su atención en lo más simple: “exprimir las naranjas”, es decir, explotar sus campos petroleros, dejando la labor de explorar (más riesgosa) al Estado boliviano.
Reflejo de ello es que desde el 2006, año de la nacionalización de los hidrocarburos, se ha producido un solo descubrimiento de gas en Bolivia.
Transcurridos 15 años de la vigencia de la Ley de Hidrocarburos se advierten dos aspectos que han caracterizado a este periodo: el primero es que el régimen fiscal vigente, dadas las condiciones de producción y de mercado de ese periodo de tiempo, ha permitido un flujo inédito de ingresos para el país por concepto de regalías, pero que ha sido entorpecidas por no tan buenas gestiones, tal vez una de las razones de la renuncia en 2019 de Luis Alberto Sánchez, ministro de Hidrocarburos. Desde el año 2015, con la caída de precios internacionales del petróleo, el país retornó a escenarios de déficit fiscal, 7,2 % en 2022, un porcentaje alto si se compara con Argentina que mostró un 0,12 % del PBI.
Un segundo aspecto que resulta de la actual Ley de Hidrocarburos es la falta de inversión en las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos, salvo el campo nuevo que es Incahuasi, se plantea al país el desafío de hacer competitivo el sector en el corto y mediano plazo.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, Bolivia se convirtió en abril de 2022 en un importador neto de energía, al empezar a adquirir del exterior más combustible que el que vende a otros países, de allí la escasez de dólares que sufre en la actualidad.
Muchos economistas ven la nueva situación y el déficit comercial energético en el que ahora vive Bolivia como un punto de inflexión para la economía del país.
A 14 años de la nacionalización de la industria de los hidrocarburos en Bolivia, y durante el breve interregno golpista de derecha, el expresidente Evo Morales calificó como dramática en ese momento la situación en la compañía estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
En un mensaje colocado en su cuenta de la red social de Twitter, Morales (2006-2019) resaltó que cada día hay más denuncias de malos manejos en esa industria clave para el desarrollo socio-económico del país suramericano.
“Compra de 1,5 millones de barriles de diésel a $us 124 el barril pese a que el precio estaba en $us 20, lo cual genera un sobreprecio de $us 156 millones. La Fiscalía debe investigar estos graves hechos”, reveló el expresidente, quien fue desalojado del poder mediante un golpe de Estado.
En 2021 la petrolera estatal (YPFB) ofreció un paquete en exploración de hidrocarburos con el fin de atraer inversiones en momentos en que Bolivia busca reactivar su economía y puso a disposición de las empresas interesadas 17 proyectos de exploración con el objetivo de encontrar cinco trillones de pies cúbicos (TCF) en un plazo de cuatro años con una inversión aproximada de 1.400 millones de dólares.
Para garantizar las inversiones extranjeras, desde el Parlamento se considera tratar una nueva Ley de Hidrocarburos que posibilite el financiamiento extranjero, informó la diputada Lidia Tupa, encargada de la comisión de economía de la Cámara Alta
Una vez más queda claro que hay que fortalecer los controles del Estado, hacerlos más estrictos y legislar leyes duras contra la corrupción, porque Bolivia con el pasar de los años ha perdido poder de fuego, a pesar que se conservan las conquistas económicas y sociales.
Fuentes consultadas: El País . Ámbito – Universidad Nacional de Rosario- Rumbo Minero . Infobae – Fundación Jubileo – Tele Sur