¡Tiren papelitos, muchachos!

Apiladas Deportivas: ¡Tiren papelitos, muchachos!

La miga del deporte. Lo que decimos en Abrí la Cancha. Apuestas deportivas: el drama en Bolivia y la decisión de Chile. Un siglo de Firpo-Dempsey y la enmienda Panzeri. Las curiosas decisiones de la seguridad deportiva y el espectáculo que se viene.

Por Carlos Aira

 

¡Que bien que juegan los campeones del mundo! Un lujo esta Selección argentina que pasó por La Paz con la impronta propia de un campeón. Si los 3.660 metros de la capital boliviana siempre fueron un problema para el fútbol argentino, el equipo nacional jugó, gustó, goleó y lo más llamativo: no tuvieron deuda de oxígeno en ningún momento. La medicina deportiva, junto a un campo de juego al ras que perjudicó al elenco local, cambiaron la ecuación: hoy, la altura no es un problema.

¡Qué jugador Ángel Di María! Criticado durante años, el rosarino tragó saliva y siguió en lo suyo. El ciclo Scaloni puso en su justo lugar a Fideo. No solo es el autor de goles imborrables, imperecederos en el corazón del pueblo futbolero argentino, el martes pasado se puso el traje de Messi. Fue armador y figura. Corrió, metió y se arrojó al piso desde el primero hasta el último minuto. ¿Cuanto aire y resto físico hay en ese físico tan magro? Si luego de Rusia 2018, Angelito parecía no tener más lugar en el corazón futbolero argentino, hoy está en el Top-10 de los máximos referentes de la Selección Argentina en todos los tiempos.

Pero donde está la madura, también está la dura. Argentina enfrentó a un rival que tiene su atención en otro tema. El fútbol boliviano está atravesando una crisis inédita y no tiene que ver con lo deportivo. El martes 4 de septiembre, Fernando Costa, presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, decidió la anulación de los dos torneos disputados en 2023. También tomó la determinación de suspender el campeonato en curso. Costa anunció que existe “una red de corrupción que atañe a dirigentes, árbitros y futbolistas de todas las categorías, quienes estarían vinculados a la manipulación de resultados”; y agregó: “Formalizamos una denuncia ante el Ministerio Público, para que se pueda investigar una red de corrupción dentro del ámbito del fútbol boliviano. Se han encontrado serios indicios de que ambos torneos profesionales han sido viciados.

Esto es un bombazo. Sin dudas. Sobre todo porque el presidente Costa elevó la denuncia a la Justicia por arreglo de partidos y exigió que se le quite la licencia para operar en Bolivia a la empresa de apuestas Betting.

Si la situación en Bolivia pasó casi desapercibida en los grandes medios – sobre todo en la TV -, lo que está sucediendo en Chile es aún más interesante. El jueves 14 de septiembre pasado, la Corte Suprema de justicia del país trasandino hizo lugar a un amparo presentado por Polla Chilena de Beneficiencia SA (nuestra Lotería Nacional) determinó que todas las casas de apuestas deportivas “realizan actividades de juegos de azar dentro de las fronteras de Chile sin autorización legal o de alguna autoridad fiscal nacional, por lo que son ilegales de acuerdo a la normativa“.

Ergo, las apuestas deportivas en Chile no estaban reguladas por el marco legal apropiado.

El tema de las apuestas es muy sensible. Mientras en paises limítrofes se está discutiendo el escándalo que generan dentro de la competencia, en Argentina los grandes medios miran para el costado. Como si fueran daños colaterales de un gran negocio que nadie quiere perder. Pero no solo eso: se alimenta el negocio con supuestas notas de color que generan más interacción e interés. Días atrás, el diario Olé publicó como gran noticia el enojo del trapero portorriqueño Anuel, quién apostó 10.000 dólares a la victoria de Sarmiento ante Central Córdoba. El elenco ferroviario venció 1 a 0 en Junín y las redes se llenaron de dudas sobre la actuación del equipo verde. ¿Se puede seguir así? 

Hay una realidad: la política abrió la Caja de Pandora cuando entre gallos y medianoches aprobó el ingreso de las apuestas deportivas a la vida de los argentinos. Deberá ser la política quién erradique este flagelo.

¿Existe esa voluntad? mmm… hay muchísimo dinero en el medio. Sobre todo, en año electoral.

Cambiando de tema. En estos últimos días los organismos de seguridad deportiva estuvieron en el centro de la escena.  El lunes pasado, por el campeonato de Primera Nacional, jugaron Defensores de Belgrano y Almirante Brown. Partido importante, porque la Fragata es líder de su zona y el Dragón del Bajo Núñez llegaba en un puesto de expectativa. La populosa hinchada de Almirante no quería perderse el partido y así lo hizo saber en redes sociales. Como sabemos, en las categorías de ascenso no hay público visitante desde 2007 (salvo la excepción de las temporadas del 2011 al 2013 en el Nacional B). Ante el posible aluvión de hinchas aurinegros en el Pasquale, el Comite de Seguridad Deportiva de CABA tomó una medida insólita: no se vendieron entradas a residentes en el partido de La Matanza. Una decisión que bordea lo inconstitucional. Lo que subyace es que no existe forma de coartar la libertad de los hinchas de concurrir a los estadios siempre y cuando se vendan entradas. El resto, son parches y remiendos extraños.

Pero el asunto continúa. El miércoles pasado, el APREVIDE advirtió al Club Chacarita Juniors por la cantidad de serpentinas que su público arrojó al campo de juego en el partido ante Ferro Carril Oeste. Si, el problema son los papelitos. Acá hay una trama. Alguien dirá que semanas atrás, en cancha de Cipolletti se produjo un incendio por la cantidad de serpentinas acumuladas en una tribuna. En verdad, existe una idea de espectáculo sobre el fútbol que nos ubica dentro de un cambio de época. La emoción que existía en la tribuna esperando el momento que los jugadores salieran al campo de juego para lanzar los papelitos es pasado. Hoy, el espectáculo es todo televisivo y los hinchas son espectadores privilegiados. Esta nueva idea de espectáculo incluye la erradicación de los desprolijos papelitos.

Ya no hay más jugadores festejando en los alambrados. Dentro de poco, tampoco habrá más alambrados, algo que ya vemos en los estadios de Banfield, Huracán y Argentinos Juniors. Estos son tiempos de salida de equipos conjuntos, humo y luces armadas estrategicamente, niños escoltas y dentro de poco, seguramente la música de la Liga le dara la bienvenida a los jugadores. El trabajo es quirúrgico y efectivo. El espectáculo camina hacia una lógica propia del espectáculo del deporte estadounidense o mexicano. Para eso es necesaria la erradicación del hincha y entronizar una nueva categoría de espectador de fútbol en los estadios: la del consumidor. Para eso se necesita un nuevo orden del espectáculo. Ese nuevo orden se consigue, entre otras cosas, prohibiendo las serpentinas.

Quedará en el pueblo futbolero argentino elegir el rumbo. Existe la posibilidad de hacer la gran Caloi y enfrentar al poder. El ejemplo más claro se vivió en el Mundial 1978, cuando la dictadura, a través de José María Muñoz, pidió no arrojar papelitos por la imagen internacional del país. El genial Caloi tuvo el coraje y el pulso popular para hacerlo hablar a su Clemente y contraponerse a la orden. ¡Tiren tiren papelitos, muchachos!. La imagen icónica del Mundial 78 son miles de serpentinas que bajaron desde las tribunas del Monumental en la final ante Holanda. Pasó medio siglo. Habrá que ver si existe el mismo coraje que existió en aquellos días.

Por último, el jueves 14 de septiembre pasado se cumplió un siglo del mítico combate entre Luis Ángel Firpo y Jack Dempsey. Argentina se detuvo esperando novedades del lejano Polo Grounds neoyorkino. Esa pelea fue la habilitación formal del boxeo en la Argentina. El boxeo es el deporte que más medallas le brindó al deporte argentino. Un noble deporte que tuvo feroces detractores. La Enmienda Panzeri, aquello del homicidio legalizado. A pesar de haber sido pregonado desde una supuesta ética moral e intelectual, el poco leído y muy citado Panzeri no triunfó. No podía triunfar, a pesar de la fuerza que hizo el muy influyente equipo de Sport 80, con Diego Bonadeo, Marcelo Araujo y Adrián Paenza a la cabeza. ¿Por qué no podía triunfar la enmienda Panzeri? Por su caracter profundamente antipopular. El boxeo es la herramienta laboral que tuvieron miles de jovenes de los sectores más humilde del país. Por ende,  es parte del pueblo argentino.

Carlos Aira: Periodista y escritor / Abrí la Cancha.

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