Escribe Agustín Pinedo

Ahora sí ¡Junín será la ciudad que nos merecemos!

Opinión

 

A mi querida ciudad, donde la gente parece dormida:

Hubo un tiempo en el que, por cualquier medida que tomara el gobierno local, algunas personas y entidades de “bien público” hacían oír su voz, pero eso fue allá lejos y hace tiempo. En la actualidad, ante el desinterés y el abandono a los que las autoridades nos han sometido no se oye nada.

Solo se escuchan aquellas voces que vienen de lo profundo del pueblo, que antes y ahora, suelen tener buenas razones. Pero las que provienen de personas o entidades de la sociedad civil que responden a algún interés particular, ahora, han caído en el mutismo. Cuando sobran razones para protestar, reina el más absoluto silencio.

Tal es así que a este gobierno local le es permitido trasladar a nuestra ciudad las nefastas políticas de privatización del espacio público del gobierno da la Ciudad de Buenos Aires; alguien dirá que son sus jefes, lo que es cierto, pero de ellos no nuestros. Mi ciudad, la ciudad de todos los juninenses, está abandonada, en las calles de empedrado reina una flora propia del campo, las de asfalto están camino al colapso, las plazas son presa de un abandono rayano en la indolencia, de los caminos rurales mejor no hablar, un edificio destinado a la cultura fue transformado en un centro de vigilancia, el Parque Natural abandonado, las bici-sendas bien gracias (al parecer, se dieron cuenta que las calles de Junín no son aptas por su poco ancho), las calles de tierra transformadas en verdaderos cauces de ríos, las obras de pavimentación o cordón cuneta no se hacen sino las paga la Provincia o la Nación.

Pregunto ¿no sería más eficaz que la Nación o la Provincia manden un delegado?, digo por aquello de la eficiencia PRO. Pero, señor, no hay que ser tan negativo, ahora se instala Mostaza y nos salvamos todos, turismo, mucho turismo, vendrán miles de persona a comer hamburguesas y todos felices.

Ya lo sabemos, todo esto nunca tendrá respuesta mientras sigamos con este tipo de gobierno, no obstante me pregunto: ¿los planificadores municipales dónde están?, ¿la oposición dónde está?, ¿la asociación de arquitectos dónde está?

A un terreno con una ubicación de privilegio y en un barrio que carece de espacios verdes, ¿puede llamárselo terreno ocioso o los ociosos son los funcionarios? Una cosa es vender un bien para hacer una obra que el municipio no puede con su presupuesto y otra muy distinta destinarlo a una hamburguesería. En el primer caso, se persigue un fin loable, beneficiar al Estado y al pueblo, y, en el otro, favorecer a un particular, aunque lo quieran justificar con la creación de puestos de trabajo y los millones de comensales que vendrán a Junín por el turismo gastronómico de la carne molida.

Aunque parezca una eternidad, son apenas unos pocos, e interminables, años, los transcurridos con una gestión sin ideas ni capacidad de planificar a futuro. Pero, ¿cuánto falta para despertar?

Agustín Carlos Pinedo

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