Escribe Matín Granovsky

Auer: “La Argentina es un barrilete sin cola”

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Milei, Israel, Irán y el mundo en la mirada de Ricardo Auer, especialista en geopolítica. El mundo de los tres imperios. Las potencias intermedias. Los límites de los Estados Unidos. Las mesas donde debería estar la Argentina. ¿Amigos o intereses?

Profesor por concurso en la Escuela Superior de Guerra, autor de libros como “Conocimiento y poder”, experto en ciencia y tecnología, Ricardo Auer es consultor de riesgo geopolítico.

– ¿Qué hace un consultor de riesgo geopolítico?

– Por ejemplo, hay empresas que quieren saber qué va a pasar en el futuro. Si sube el petróleo sube la soja. Eso ya lo sabemos. Son muy comunes esos análisis a nivel de grandes organizaciones. ¿Y por qué sube el petróleo? ¿Cuándo? Insisto, son sólo ejemplos, porque el campo de trabajo es vasto. En cualquier circunstancia uno debe mirar los detalles y al mismo tiempo no perderse el panorama completo. Ese panorama hoy muestra una multipolaridad dominada por tres países que son tres imperios: Estados Unidos, China y Rusia. Agrego otro poder, el financiero, que influye sobre todos los países. Incluso sobre los tres imperios. Y además hay potencias intermedias como India, Israel, Arabia Saudita, Indonesia, Brasil. La guerra entre los imperios se desarrolla en todos los aspectos. Existe la guerra híbrida y también existe la guerra cognitiva, que es la vieja guerra psicológica hoy muy ampliada hoy. En ese marco está vigente la vieja frase de que la verdad no existe en la guerra.

– Y en este tablero se dieron el ataque israelí al consulado de Irán en Damasco y la agresión iraní a Israel con drones.

– Sí. Antes Israel alimentó a Hamas, que a su vez se apoyaba en Qatar, porque en el fondo no quiere que haya un Estado palestino. El punto de quiebre lo hizo Hamas el 7 de octubre con su ataque a Israel desde Gaza. Y hasta donde tengo información, fue sin la participación de Irán. Se cortó solo. Preso de Irán, que lo mandaba al frente a una situación de conflicto, Hamas debía soportar el peso de la batalla. Igual que en la Guerra Fría, cuando las grandes potencias se valían de algún proxy, de un instrumento para el conflicto. Fue en este contexto que Israel decidió romper el juego y matar a tres generales iraníes en Damasco.

– En el consulado de Irán. 

– Y el que se sintió ofendido entonces fue Irán. Recordemos que también allí hay una crisis interna y que las autoridades quisieron ganar más poder. Pero antes le avisaron del ataque a todo el mundo. Hasta a Francia. No sería un ataque para producir un daño sino para exhibir poder hacia afuera y hacia adentro.

– Pero los israelíes anunciaron que en algún momento contestarían.

– Por eso Estados Unidos le dice a Benjamín Netanyahu que no haga más nada. Incluso cuando, para Estados Unidos, el eje del mal es Irán. Esto está produciendo una crisis muy grande en Israel. No está resuelto el tema de Gaza ni está salvado el honor frente a Irán.

– ¿Por qué Joe Biden no quiere escalar?

– Miremos de nuevo el tablero. Agrego un dato: el 13 de abril militares iraníes se apoderaron de un barco que era de Israel. Es un mensaje: el estrecho de Ormuz no va a seguir funcionando. Ahí se canaliza el 80 por ciento del transporte de petróleo. Un asunto de alta geopolítica. Y un generador de preocupaciones como ésta: cuidado que el mundo se desordena.

– Y aumentaría el petróleo.

– Claro. ¿Y a quién favorecería un aumento del precio del petróleo? A Rusia. Los chinos y los indios se perjudicarían. Lo saben porque las potencias imperiales y las intermedias se hablan todo el tiempo. En su momento Arabia Saudita se reunió con Irán con auspicio de China. Nada menos que un encuentro de sunnitas y chiítas. Estados Unidos tiene todavía la obligación de ayudar a Ucrania. Es una guerra perdida, aunque también debilitó a Rusia, porque las guerras debilitan. Pero Estados Unidos seguirá mandando ayuda militar a Israel. Y también al Mar de la China. Demasiado como para desear una escalada, ¿no? Por ese motivo Estados Unidos no la quiere. Ahora, tengamos en cuenta que en toda guerra estratégica siempre hay un grado de irracionalidad. Siempre puede haber accidentes. ¿Qué pasa si Netanyahu desafía a Estados Unidos? Desinflaría el prestigio de Estados Unidos en el tablero mundial. Y eso Estados Unidos no puede tolerarlo porque pierde demasiado. O sea: es difícil que esto escale, pero siempre hay un uno por ciento de probabilidades de que suceda cualquier cosa. Israel reaccionó atacando una base iraní en la madrugada del viernes 19 de abril. Lo hizo para contener a fuerzas internas que le pedían acciones de retaliación, pero actuó en forma muy medida. E Irán contestó de inmediato que no iba a responder. Además, el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken insistió en que trabaja para reducir la escalada y aclaró que su país no participa de ninguna operación ofensiva.

– Porque sí había participado en la defensa de Israel contra los drones iraníes. Irán e Israel son potencias medias.

– Vamos a los datos. Irán es 75 veces más grande que Israel. Tiene 9 veces más población. Irán tiene 610 mil militares. Israel tiene 170 mil pero 480 mil reservistas. La Fuerza de Defensa de Israel tiene más tecnología. Irán firmó el Tratado de No Proliferación pero acumula plutonio. Y tiene misiles. El plutonio es un negocio de cinco países en el que no está Irán. Israel tiene un mínimo de 80 ojivas nucleares y plutonio provisto desde los Estados Unidos o de Rusia.

– Más complejidad.

– Siempre más. Antes hablábamos del petróleo. Rusia y Arabia Saudita controlan la Opep Más. Sigamos con los datos. Irán destina diez mil millones de dólares en defensa. El 2,6 por ciento del PBI. Israel tiene destinados 24 mil millones de dólares. El 4,5 del PBI. Y el PBI de Israel, además, es mayor que el de Irán. Israel tiene autonomía estratégica. Fabrica armas. Pero recibe mucha ayuda militar de Estados Unidos. Algunos estudiosos calculan que lleva recibidos 250 mil millones de dólares. Tiene menos limitaciones que Irán en la compra de sistemas de armas.

– ¿Y cómo se produce el juego de los tres imperios, para usar tu propia definición?

– El problema de fondo es la guerra sostenida entre Estados Unidos y China a través de terceros. A Rusia le armaron una guerra proxy en Ucrania. En el multilateralismo es difícil controlar la situación. A China le interesaría un esquema binario. Pero no se da. Estados Unidos se refugia en lo militar: representa el 40 por ciento del gasto de defensa del mundo. Y aquí aparece también el poder que mencioné al principio.

– El poder financiero.

– Que financia los sistemas de armas. Invierte. Y genera desarrollo tecnológico. Después viene, entonces, la ayuda a Ucrania con sistemas de armas. El poder financiero precisa que haya negocios, porque con mayores niveles de proteccionismo se reducen los negocios globales. Como la droga, los sistemas de armas son negocio. Los sistemas de armas reactivan la industria. Hay cadenas de proveedores, tecnología y empleo.

– ¿Y en términos políticos?

– La financiarización condiciona mucho a todos los gobiernos del mundo, incluso de los Estados Unidos. Más con la globalización. El poder financiero forma un mundo en sí mismo, sin responsabilidades sociales. Las acciones de las principales empresas alemanas están en manos del sistema financiero. Los accionistas se irían a otro lado si se corta el gas ruso. Y sería un desastre que se fueran. La Mercedes produce autos en China. Ahí tenemos la multipolaridad.

– ¿Y la Argentina?

– La Argentina tiene una gran dependencia. Los factores geopolíticos son Estados Unidos y China, y en menor medida Europa. Hoy quieren litio. A la vez, el factor financiero es uno de los principales elementos, por el FMI y por los fondos buitres, que marcan agenda. La burguesía nacional, que es mínima, quiere sacar ventajas y negocios más cercanos.

– En este contexto el Presidente Javier Milei proclama su alineamiento con los Estados Unidos e Israel.

– Y basa su comunicado en algo que dijo un cuatro de copas de la Justicia. La Justicia nunca logró investigar quién puso las bombas en la embajada de Israel y en la AMIA. Pero no me voy a meter en ese tema sino en algo que para mí es de fondo: Milei dijo de entrada que no va a negociar con nadie que no sea occidental. Declaró que sus amigos serían Estados Unidos e Israel. Pero en relaciones exteriores no hay amigos. Es un brete sin solución. Hay intereses. Y los intereses se preservaban, por ejemplo, no rechazando la entrada al Brics. Así uno se hace un lugar en la mesa donde se decide qué hacer con los demás. Hay que estar en todas las mesas y defender los intereses nacionales de acuerdo a criterios elaborados a partir de un plan, que la Argentina no tiene porque es un barrilete sin cola. Claro que hay que reclamar por la paz. Que los seres humanos no se maten.

– ¿Cómo juega la compra de los F-16 a Dinamarca?

– Es la evidencia de que no hay plan. Esos aviones servirán para distraer a los pilotos. No resuelven lo central del tema del Reino Unido. ¿Por qué tiene que venir aquí, a la hidrovía, el cuerpo de ingenieros de Estados Unidos? Se puede mandar a los expertos técnicos a los Estados Unidos, mejor. Y aclaro que no soy antinorteamericano. Digo estas cosas como un nacional argentino. Soy peronista, desarrollista por vocación industrialista y critico tanto a los liberales como a los ideologizados de izquierda. La grieta es un producto elaborado desde el exterior. El “divide y reinarás” acá se aplica con facilidad. Precisamos mayores grados de libertad. La autonomía estratégica que reivindico es tener buenas relaciones con todos. Y explicarlas. El tema no es hacer negocios secretos sino explicitar lo que el país quiere. Sin desplantes a los imperios. Sin ideologismos o facilismos. Y buscando la independencia económica que, en lo concreto, significa llegar a un desarrollo industrial acorde a lo que queremos como país

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