.
El resultado que se vio después de la jura de Sergio Massa como ministro de economía con atribuciones extendidas, es el resultado de un proceso político muy complejo, lejos de ser un proyecto ordenado de ingeniería, porque ha habido factores con cierto grado de independencia que a la manera de un rompecabezas han tenido sus propios movimientos y se terminaron engarzando uno a los otros y soltándose según las circunstancias, terminando en una configuración política con su correlato económico y social determinado.
Aquí ha ocurrido que la guerra Rusia- Ucrania no estaba en los papeles y mucho menos con las consecuencias que ha tenido en términos mundiales, más allá que encaje en la política que ha tenido EE UU con el planeta. La consecuencia de esto, son los niveles multilaterales y geopolíticos que puede cambiar la correlación de fuerzas en el mundo y que Argentina tiene muy poco que decir dentro de ese panorama, pero sí puede participar dentro de las consecuencias económicas por la oportunidad gigantesca que se presenta en materia de exportación con precios a la suba de energía, y alimentos.
La posibilidad de generar divisas en dólares es muy grande, inclusive ya venía sucediendo en este gobierno, que mientras se negociaba con el FMI se producían saldos exportadores descomunales en el orden de más de 30 mil millones de dólares que fue afectado al pago de la deuda de los privados que las empresas habían contraído afuera y el gobierno en una decisión política les dio los dólares para saldar esos compromisos.
A mí modo de ver no fue lo más adecuado porque todo eso se podía haber canalizado a través de un plan de integración y desarrollo que hubiera producido una elevación de vida sustancial, en cambió esa medida agudizó los niveles de pobreza contraídos durante la pandemia macrista, potenciada luego por la epidemia mundial del Covid19.
Las decisiones del complejo militar industrial de EEUU que necesita realimentarse permanentemente con guerras mayoritariamente inventadas como el caso Ucrania – Rusia que empujaron al presidente Volodymyr Zelensky a decisiones completamente negativas inclusive históricas, porque facilitar la presencia de la OTAN en la frontera con Rusia sería equivalente si Putin decidiera poner los cohetes intercontinentales en la frontera Mexicana.
Siempre hay un juego entre lo interno y lo externo. En la Argentina lo que determina el aquí y ahora son las circunstancia internas. El desequilibrio de la configuración política del movimiento nacional y popular debe resolverse de alguna manera y esa responsabilidad de resolución reside esencialmente en el Justicialismo, donde está la histórica columna vertebral: la clase obrera organizada, la responsabilidad política de Cristina Kirchner, la nueva versión justicialista de “La Cámpora” y los gobernadores con sus características muy disímiles.
La crisis se ha personificado en las figuras de Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa, este último con un caudal electoral relativo pero de importancia estratégica. Fuera de la unidad que es a rajatabla, porque más allá está la noche, no se avizora la elevación del eje político, económico y social, que nosotros llamamos la integración nacional. Se vislumbra buena voluntad y pragmatismo en el saber que las soluciones no son sectoriales y se sobrevuela de alguna manera las ideologías.
Cuando el electorado independiente que es el que inclina la balanza se cansa y percibe la ineptitud política, termina generando esperpentos estilo Bolsonaro en Brasil, o candidatos en Italia, Francia, España y ni hablar en Inglaterra donde debió renunciar el Primer Ministro conservador. En el año y medio que le queda a la Coalición deberá encausar las cosas y aprovechar la oportunidad que se le presenta por esta casualidad histórica.
Argentina ha estancado por más de 100 años en que solamente sobresalen a ese estancamiento el primer justicialismo y los cuatro años de desarrollo del Dr. Frondizi abortado por una asonada militar. De todos modos ha habido una gran conformación compatible con elementos existentes y que debe ser articulado con el gran empresariado argentino y el extranjero con intereses industriales y jamás con los conglomerados financieros ocupados en la timba que ha desgarrado al país cuando se puso en práctica.
Creo que hay una gran posibilidad en este momento favorable de gran exportación y deberán ejecutar la capacidad y actitud industrial y el conocimiento del tema, sobre todo De Mendiguren por su experiencia, su pensamiento, el camino a seguir y el rumbo para realizarlo. Desde mi punto de vista creo que son los pasos correctos… Por supuesto que significa favorecer la inversión nacional y extranjera, pero no en cualquier cosa, sino en un plan de desarrollo e integración.
Por Benito Gorgonio de Miguel