La Concejala Clara Bozzano, en una entrevista que concedió, tuvo que enfrentarse a una pregunta desafortunada, porque no creemos que haya sido de “mala leche”: “Eva o Cristina”.

¿Cómo elegir entre las dos mayores mujeres estadistas de la historia argentina? Ni igualadas ni superadas por otras mujeres. Son incomparables entre sí. Por la distancia en el tiempo, por las épocas disímiles, porque mientras una nunca ejerció cargos públicos la otra llegó a los más grandes escalones habilitados por la Constitución Argentina.

El ímpetu de sus oratorias las iguala, pero el fervor revolucionario de Eva es incomparable, así como el amor y la devoción que el pueblo le profesaba. Eva fue el sostén del primer peronismo, el símbolo de la clase trabajadora organizada, la que aceptó orgullosa, el 1° de mayo de 1949, la invitación de la Confederación General del Trabajo para dirigirles la palabra en nombre de los más humildes de la patria.

No se puede concebir el peronismo sin Evita, fue la que enfrentó a la burocracia partidaria, la que decía: “Le tengo más miedo al frío de los corazones de los compañeros que se olvidan de donde vinieron, que al de los oligarcas”. Eva María Duarte fue la “del peronismo será revolucionario o no será”.

Mandar a elegir entre y una u otra fue una propuesta infeliz y elegir una de las dos, siendo tan incomparables, es una decisión desdichada que no admite en ninguna hipótesis justificación alguna, pues, se puede caer en una crisis de identidad ideológica.

Mauro Héctor Fernández