El bendito puente ferroviario

El bendito puente ferroviario

Más de 300 millones por una obra que no se realizó

 

La Municipalidad de Junín libró el cheque nº 57704403 de su cuenta nº 133-1 de la sucursal local del Banco de la Provincia de Buenos Aires, por la suma de $309 millones, 787 mil, 851 pesos, atendiendo a una obligación derivada del fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.

Los ingenieros civiles León Embón, Héctor Somenson y Miguel Húngaro, vecinos de la ciudad de La Plata, demandaron  al municipio, el 1º de marzo de 1974,  por el cobro de 122. 812 pesos ley, en concepto de honorarios profesionales por el estudio previo, anteproyecto y proyecto definitivo de la obra “Cruce a distinto nivel en la Avenida Rivadavia en su intersección con las vías del Ferrocarril San Martín” (Expediente 4059-155/69 – Ministerio de Gobierno) subscripto por el Intendente Municipal de aquel entonces, en contrato con fecha del 20 de octubre de 1969.

La Municipalidad de Junín tomó intervención en dicho juicio en el mes de agosto de 1976, cuyo Intendente,  perteneciente a la dictadura militar como el anterior, dijo en esa oportunidad: “…la población de Junín se verá exigida a soportar una injusta y elevada suma que se le ha sometido pagar por una obra que no ha visto para nada, y sólo ha quedado en la mente de quienes con su proceder irresponsable han comprometido de esta manera los intereses del pueblo…”

El cheque fue emitido con fecha del 21 de febrero de 1980 para pagar $136.062.346 en concepto de capital originario más indexación, $152.225.505 de intereses y $21.5000.000 por honorarios. Es decir más de 300 millones de pesos por una obra que no se realizó.

Desde que tengo uso de razón, no hubo ni político ni Intendente que no se haya montado al caballito del puente ferroviario, algunos oficialmente, otros sobre rumores o discursos electorales, pero el bendito puente siempre ha sido un arma esperanzadora que han sabido clavar en el corazón de los ciudadanos.

En uno de mis primeros libros, pensando en Angelita Esquivel, Maximino Alonso y otros bardos de mi barrio, publiqué estos versos en homenaje a Villa Belgrano: Los poetas lo han nombrado/ en sus versos literarios/  con prestancia de canario/ lleva en el alma un gorrión/ y la callada ilusión/ de un puente ferroviario.

Y justamente sobre esa ilusión, es que se aprovechaban nuestros próceres vernáculos como herramienta política para renovar de elección en elección esa terca esperanza que el pueblo nunca pierde.

Mario Meoni, ese hombre…

Hoy vemos con satisfacción el inicio de la obras del bendito puente ferroviario, merced que un hombre tomó de los ciudadanos esa obstinación que la hizo suya y sustituyó la ilusión y la esperanza en una realidad efectiva, la luchó hasta los límites de su propia muerte y aquellos rieles que nos separaban hizo que nos unieran a través de su obra.

El tren, todos los días a Retiro, el taller revitalizado y el paso bajo nivel, es el legado inexorable, inapelable, que ese hombre nos ha dejado con su último suspiro…

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