El miedo a Evita aún después de muerta

Historia

Por La Voz de Los Barrios Publicado el 30 julio, 2022

Según Pigna, para comprender la importancia que Eva Perón tuvo en la historia argentina basta con repasar «de cuántas personas en la historia de la humanidad el cadáver fue torturado, secuestrado y desaparecido durante 15 años».

En efecto, tras el golpe de Estado de 1955, la dictadura puso en marcha un plan para hacer desaparecer el cadáver de Eva Perón, con la intención de que evitar que continuara siendo un símbolo de las luchas populares. El operativo, a cargo del jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) Carlos Moori Koenig, sustrajo el cuerpo embalsamado de Eva de la sede de la CGT, donde descansaba, con la intención de sepultarlo clandestinamente.

Sin embargo, algo sucedió en el medio. Un artículo de Felipe Pigna en su sitio El Historiador repasa que Moori Koenig comenzó a perder la cordura mientras tuvo el cadáver de Evita a su cuidado: primero lo llevaba a dar paseos por Buenos Aires en una camioneta, luego lo quiso tener en la casa junto a su familia y, al no poder hacerlo, lo mantuvo en posición vertical en su despacho del SIE. Según el historiador, el militar «manoseaba y vejaba» el cadáver de Evita.

Los actos de Moori Koenig llegaron a oídos de Aramburu, que decidió quitarle la custodia del cuerpo y puso en marcha otro operativo, esta vez para trasladarlo a Italia y sepultarlo allí. Con ayuda del capellán Francisco Rotger, el cuerpo viajó en el buque Conte Biancamano a Génova, donde fue sepultado bajo el nombre falso de ‘María Maggi de Magistris‘.

El cuerpo sería descubierto en 1970, cuando la organización guerrillera Montoneros secuestró a Aramburu y lo obligó a confesar que el cadáver estaba en Italia. Otro gobernante de facto, Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973) accedió a devolver el cuerpo a Perón, que se encontraba en Madrid.

Perón volvió a Argentina en 1973 sin el cuerpo de Evita, que recién sería repatriado el 17 de noviembre de 1974 tras otra acción de Montoneros, que secuestró el cuerpo de Aramburu y exigió un canje de cadáveres. Desde ese momento, y con el aval de la viuda y entonces presidenta argentina María Estela Martínez de Perón (1974-1976), el cuerpo quedó en exposición en la Residencia Presidencial de Olivos.

Pero no sería el final del periplo del cuerpo de Eva. En 1976 Martínez de Perón fue derrocada por una nueva dictadura, esta vez bautizada como Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) y nuevamente los militares al mando quisieron deshacerse del cadáver de Eva. Pigna recuerda en un artículo que el dictador Emilio Eduardo Massera propuso arrojar el cuerpo al mar —una práctica habitual con desaparecidos durante esa dictadura— pero finalmente se accedió a recluirlo en la bóveda de la familia Duarte en el Cementerio de La Recoleta.

Para Pigna, una de los elementos más llamativos de las vicisitudes del cadáver de Evita es el «temor» que los altos mandos militares le tuvieron «después de muerta a una chica de 33 años».
El historiador remarcó que, 70 años después de su muerte, Eva Perón sigue siendo «una de las mujeres más importantes de la historia argentina», especialmente por su aporte a los derechos de las mujeres, de los ancianos, de los trabajadores y el impulso a la salud pública.

«Eva ocupa un lugar muy importante y algo interesante es que gente que no es peronista le reconoce su compromiso, aunque no coincida con ella. Por supuesto que sigue habiendo odio, hay sectores que la odian y en algún punto es lógico porque lo que ella hizo los perjudicó», apuntó.

En efecto, Pigna apuntó que Evita «fue la primera que denunció a las clases altas con tanta claridad, la primera que les quitó poder, la primera que produjo una redistribución de los notables ingresos que antes iban exclusivamente a las arcas de las grandes familias o grupos financieros».

Fuente: SPUTNIK

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