La Dama de la Guerra
El rol de la Primera Ministra Margaret Thatcher durante el Conflicto del Atlántico Sur
Por Juan Natalizio
Para comprender el 2 de abril, venimos trabajando el rol de distintos factores que llevaron al Conflicto del Atlántico Sur, sin quitar ninguna responsabilidad a la dictadura cívico-militar. En artículos anteriores analizamos: los factores políticos y económicos que operaron a favor del desembarco militar (Natalizio, 2020) y el rol de Estados Unidos en la guerra de Malvinas (Natalizio, 2021). En esta ocasión, cuarenta años después, queremos analizar el rol de la Primera Ministra Margaret Thatcher.
La desmalvinización elude todo análisis geopolítico, reduce el 2 de abril al acto de la dictadura para limpiar su imagen, perpetuarse en el poder y/o un resultado del exceso de whisky. Sin embargo, cuando estudiamos los acontecimientos en su contexto político completo, vemos que fueron varios los factores que llevaron a un enfrentamiento militar. Inclusive, se dice que el 2 de abril sorprendió al mundo, pero veremos que esto es una gran mentira ya que unos días antes la Royal Navy (marina militar británica) ya sabía que iba a la guerra.
Margaret Thatcher y la orden de ir a la Guerra
Para el poder político británico, la acción militar argentina no fue una sorpresa. El 31 de marzo de 1982, Thatcher reunió a un gabinete de emergencia porque tenía la información, a través de Estados Unidos, de que Argentina realizaría una acción militar sobre Malvinas. Thatcher, en el prólogo del libro “Los Cien Días”, del Almirante Woodward, quien será el jefe de la flota británica durante el conflicto, revela: “la pregunta no era qué debíamos hacer, sino cómo debíamos hacerlo. (…) ¿Ofreceríamos concesiones para la paz? ¿Gran Bretaña? Jamás”.
La Primera Ministra tenía la decisión tomada; pero entre sus consejeros había dudas. Entonces, apareció el plan militar que la Royal Navy tenía preparado. Recordemos que en 1981, el gobierno de Margaret Thatcher anunció un drástico ajuste militar que implicaba dar de baja a buques, fragatas, portaaviones, personal militar y cerrar astilleros. Para evitar el ajuste, la marina británica necesitaba un conflicto.
La misma Thatcher cuenta cómo se propuso el plan militar. El responsable fue el Primer Lord del Almirantazgo, Sir Henry Leach. Al ser consultado acerca de qué se podría hacer si la “invasión” a Malvinas se producía, Leach afirmó: “puedo preparar una fuerza de tareas formada por fragatas, destructores, lanchones de desembarco, naves de apoyo. Sería encabezada por los portaaviones Hermes e Invencible. Puede estar lista dentro de 48 horas”. Recuerda la Dama de Hierro: “jamás olvidaré, la serena, tranquila y confiada respuesta”.
A partir de ese momento, nunca se buscó solucionar el conflicto a través de la diplomacia. De forma ingenua y absurda, el gobierno de facto de Argentina estaba convencido que no habría guerra y se solucionaría en un escritorio. Mientras los altos mandos argentinos perdían tiempo valioso para preparar la defensa; del otro lado, los británicos, movilizaba la mayor flota militar después de la Segunda Guerra mundial.
Thatcher y la manipulación
En el mismo prólogo dice Thatcher: “el asunto, desde el comienzo, fue un caso puramente de principios (…) el pueblo británico, en todas partes, sabía que no podía existir más que una respuesta”. La Dama de la Guerra, como llamaremos a Thatcher, vio en el conflicto una oportunidad para levantar su imagen.
El periodista Enrique Oliva, quien por su militancia política estaba exiliado desde 1976, a partir del 2 de abril de 1982, fue el corresponsal del diario Clarín en Londres. Escribía con el pseudónimo Francois Lepot. En su libro “Malvinas desde Londres” (valioso material de estudio para periodistas y comunicadores) analiza cómo los medios de comunicación trataban la guerra. En otro trabajo de Oliva, “Malvinas: El colonialismo de las multinacionales”, cuenta que el pueblo inglés no fue el enemigo de la Argentina y describe cómo Londres nos hizo la guerra total, arrastrando a la OTAN, movilizando a toda la flota británica, promoviendo el bloqueo económico y señala que los británicos montaron “un aparato de difusión que fatigó al mundo entero con sus emisiones y publicaciones”. Cuenta Oliva que la B.B.C. de Londres, durante el conflicto, por querer conservar la imagen de imparcial, recibió ataques del gobierno de la Dama de la Guerra. Señala que “El programa ‘Panorama’ lo llamaban los amigos de la señora Thatcher de ´Traidorama´”. El Daily Express dijo “Si el Káiser hubiera dispuesto de la B.B.C. como lo hace el general Galtieri, hubiera ganado la guerra”. El Foering Office hizo de la censura en los medios de comunicación una política de Estado. Oliva cuenta que el sábado 3 de abril “en ningún sitio de Londres se advierten signos de reacciones callejeras contra la Argentina o de defensa colonial” y que, en la embajada argentina, se aumentó la custodia policial a 50 efectivos, con motos y camionetas, se cerró con valla los accesos a la cuadra de la embajada, debido a los anuncios de una manifestación de protesta para las 19.15 horas. Pero lo “cierto es que a las 20.00 había sólo 15 personas, incluidos periodistas argentinos”. La Dama de la Guerra dijo que lo hacía por la respuesta que esperaba el pueblo británico, pero los hechos muestran que solo ella, la Royal Navy y los grupos económicos con intereses en estas latitudes querían la guerra.
Guerra o guerra
Desde Londres siempre se tuvo en claro que habría guerra o guerra. El caso más emblemático para romper toda oportunidad de paz fue el 2 de mayo de 1982, cuando Argentina aceptaría la propuesta de paz que impulsaba Belaúnde de Terry, presidente de Perú. La respuesta británica fue hundir un buque que navegaba rumbo al continente sin ser una amenaza para la flota británica.
En las Charlas Malvineras, organizadas por el Observatorio Malvinas UNLa, la Dra. Moya Domínguez, advirtió que al ordenar el ataque al Crucero ARA General Belgrano, teniendo los británicos conocimiento de la propuesta de paz, eso es “convertirse también en país agresor, está violando el hecho de no agredir”. En una extensa exposición, Moya Domínguez explica porqué el Reino Unido violó normas internacionales. La Dama de la Guerra quería el enfrentamiento, nunca el diálogo.
Diana Gould (18 de abril de 1926 – 3 de diciembre de 2011), profesora de geografía de Gloucestershire, en 1983 fue elegida para hacerle una pregunta a Margaret Thatcher en el programa televisivo de la BBC “Nationwide”. Cuestionó a la Primer Ministro por la decisión de hundir el buque ARA General Belgrano. La persistencia de la Sra. Gould molestó enormemente a la Sra. Thatcher, que debió contener su evidente enojo (según Martin Harrison en “The British General Election of 1983”). Después de la entrevista su esposo Denis Thatcher murmuró que la BBC estaba, como siempre había pensado, en manos de un “hato de zurdos”.
Thatcher y la Guerra
Desde ya que no buscamos quitar responsabilidad al gobierno de facto de Argentina, pero creemos que, para una guerra, no hay una sola razón o la responsabilidad de una sola persona, sino de varios factores y Malvinas no es la excepción. La Primer Ministro Margaret Thatcher presentó a Gran Bretaña y al mundo la participación inglesa en respuesta a la recuperación territorial argentina como una cruzada por la democracia británica contra la dictadura y, en esta “cruzada democrática” tuvo de aliado a un dictador, al General Pinochet.
Sin embargo, la desmalvinización, a través de su aparato comunicacional y educativo, ha instalado la idea de que la guerra fue solo responsabilidad de la dictadura argentina e invisibiliza a los factores políticos, económicos y militares británicos. Tal es el grado de ocultamiento que ni siquiera se reconoce que si tuvimos una guerra es porque están usurpando nuestro territorio y es Londres que no cumple con la Resolución 2065 (XX) de las Naciones Unidas.
David Tinker, marino británico, fallecido el 12 de junio cuando el HMS Glamorgan fue impactado por un Exocet disparado desde Malvinas, escribió varias cartas a su esposa, que fueron publicadas en el libro “David Tinker. Malvinas: Cartas de un marino inglés”. En la carta del 22 de mayo decía: “es muy fácil comprender cómo se ha desatado la guerra. Mrs. Thatcher se imaginó que era Churchill desafiando a Hitler y la Marina recomendó una rápida guerra, antes de que llegara el invierno. Los jefes de la Marina también querían que la flota rindiera el máximo para obtener la mayor publicidad y evitar las reducciones navales. Eso es lo que ha ocurrido”.