Alberto Pedroncini fue un histórico abogado de presos políticos y sociales durante los años de la dictadura militar y luego en los juicios contra los responsables de la represión ilegal. Reconocido y recordado por su activismo por los derechos humanos falleció en agosto de 2017. En homenaje a su lucha por memoria, verdad y justicia, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) creó un premio con su nombre y este sábado 22 de abril, al conmemorase el inicio del histórico Juicio a las Juntas Militares, entregó su versión 2023 a personalidades, organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación. Fue en un acto profundamente emotivo, guiado por los testimonios de quienes fueron reconocidos: las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la Liga Argentina por los Derechos Humanos, medios como Página/12 y el colectivo La Retaguardia, figuras como Jorge RivasMirta Mántaras y Pablo Llonto.

“Este es un acto amoroso que reconoce el recorrido y el sostén de esta lucha”, anunció Eduardo Tavani, uno de los presidentes de la APDH, al dar comienzo a la ceremonia. Con las Madres ubicadas en la primera fila de butacas del Centro Cultural Haroldo Conti, en el sitio de memoria ex ESMA; junto al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, y a la directora del Centro, Lola Berthet; la premiación recuperó, en cada testimonio, en cada palabra y en cada pausa de los discursos visiblemente conmovidos, la osadía de la lucha y la valentía de la resistencia.

Los testimonios y agradecimientos reconstruyeron la trama de reivindicación de los derechos humanos en el país, tras el genocidio de la dictadura cívico eclesiástica militar. Esto convirtió a la ceremonia en un acto de militancia activa “por los 30 mil”, la frase más escuchada en la sala del Conti.

El acto permitió historiar la lucha e identificar su anclaje en la realidad. Lo expresó Vera Jarach, Madre de Plaza de Mayo, al señalar que “la palabra de hoy es confluencia, por todos lo que estamos acá, y por la necesidad de confluir en la unidad, hoy más que nunca”, sostuvo ante Página/12 la mamá de Franca Jarach, detenida desaparecida. Ya la directora periodística de este diario, Nora Veiras, había formulado, al agradecer el premio, una advertencia: “A 40 años de democracia, el negacionismo tiene representación legislativa, no dejemos que esto avance en nuestra sociedad”, sostuvo.

Compromiso con la verdad

La historia de la APDH, iniciada en 1975, fue sintetizada por la presentación del también presidente del organismo Guillermo Torremare, quien definió el rumbo por lo que falta y lo que vendrá: “En 16 años de juicios, 294 sentencias condenaron a 1117 represores, y absolvieron a 168. El 76 por ciento de esas causas no está firme”, detalló. “Esa demora posibilita la impunidad”, puntualizó. Para agregar que “el 83 por ciento de estos condenados tiene prisión domiciliaria”.

La cárcel “donde deben recibir un trato digno” es el lugar para que los genocidas cumplan sus penas, señaló Torremare. Y precisó que “actualmente hay 337 causas que investigan a 1040 represores”. Pero los imputados son o fueron parte de “las Fuerzas Armadas, de seguridad o penitenciarios. Muy, muy pocos son civiles, vinculados a corporaciones económicas y al Poder Judicial”, resaltó.

Poco antes, en imágenes de época se pudo ver en pantalla gigante al genocida Jorge Rafael Videla saludando a las tropas y luego, en el banquillo de los acusados. Entre fotos de protestas, de represión y de pañuelos blancos, en el escenario el coro «Quiero retruco», de ex detenidos y de familiares de detenidos desaparecidos, comenzó a ambientar la sala cantando a cuatro voces, las consignas políticas que acompañaron a la resistencia popular, ante el ataque sistemático del terrorismo de Estado.

Los premiados

La defensa de este proceso de reparación histórica reconoció con el premio a organizaciones como la Liga Argentina por los Derechos Humanos, por la defensa de sus valores y la lucha “contra el autoritarismo”. Algo que se refleja hoy en la participación de sus abogados –ad honorem–, junto a la APDH, en la defensa de familias mapuches involucradas en conflictos de tierras en la Patagonia.

“Gracias a todos, y especialmente gracias todas…”, dijo al recibir la distinción la abogada Mirta Mántaras, mirando a las Madres. Mántaras, quien trabajó en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, instaló en la jurisprudencia, en forma pionera, la categoría de genocidio aplicada a este proceso represivo. Su labor fue central para el avance de los Juicios por la Verdad, también en la investigación de la muerte del soldado Omar Carrasco.

El colectivo de comunicación La Retaguardia inicialmente fue un programa de radio. Hoy transmite y registra todos los juicios por causas de lesa humanidad. “Sostenemos el registro de los juicios, a diario, para que algún día ya no haya más gatillo fácil, y ya no sea posible la impunidad”, expresaron al agradecer el premio.

El ex diputado Jorge Rivas, quien fue también presidente de la APDH, acompañado por su hija Pilar, recibió el premio de parte de María Elena Naddeo, también presidenta de la APDH. Sus palabras, en traducción simultánea, plasmaron la primera advertencia de la jornada: “En democracia, posiciones fascistas anidan en la trama social, vamos a necesitar muchos hombres como Alberto (Pedroncini) para afrontar los tiempos que se avecinan”, avisó Rivas al concluir su agradecimiento.

Luego, y en representación de la APDH de Catamarca, Gretel Galeano –hija de desaparecidos– hizo entrega de la distinción a Página/12. La recibieron Hugo Soriani, su director general, junto a Nora Veiras y Victoria Ginzberg, secretaria de redacción. También en nombre de Ernesto Tiffenberg –hoy a cargo de la edición web del diario– que no pudo estar presente. Así lo agradeció Soriani, con “alegría y emoción”, por los testimonios que se escuchaban en la sala. Se refirió a la militancia de Jorge Rivas, y a la trama que fueron tejiendo “los que veníamos del exilio o de la cárcel, los perseguidos”, para avanzar en el proceso de memoria verdad y justicia.

La emoción recorría el auditorio. Y se expresaba también en los premiados. Veiras dijo recibir el reconocimiento “conmocionada por estar en este lugar”, y también “por mis compañeros, todos lo que hacemos el diario”. Haber escuchado el recorrido de personas como Rivas “que pueden seguir luchando”, le permitió rescatar “la entereza en la lucha y ratificar que estamos en el lugar correcto”. Ginzberg recordó la colaboración de Pedroncini en sus inicios como periodistae e hizo un llamado a “mantener la palabra libertad, como una palabra nuestra”, para que no se la apropie la derecha.

Al recibir su premio, el abogado Pablo Llonto, quien asiste a 360 familias en 31 causas por crímenes de lesa humanidad, señaló la paradoja de recibir un premio de la APDH “cuando nosotros tendríamos que premiarlos a ellos, por la práctica que llevan adelante en todo el país”. Donde se hace necesaria la defensa de los derechos humanos, “ahí está la APDH”, sostuvo. Y rescató a los tantos abogados anónimos que se comprometieron en este proceso desde que se inició en 1975.

 

Las Madres se acercaron a saludar a Llonto. Y luego fueron ellas premiadas también, las imprescindibles: Vera Jarach, Carmen Lareu, Clara Weinstein y Taty Almeida. Las palabras de Taty cerraron el acto, conmemorando la lucha que se transforma en política de Estado con Néstor Kirchner como presidente, y con la memoria de los 30 mil como bandera. «Porque ¡son 30 mil!», sostuvo Taty, en nombre de su hijo Alejandro «y de sus compañeros». Y en la sala del Conti resonó con fuerza una sola palabra: «¡Presentes!».