Un linqueño llamado Arturo Jauretche

Cultura

Arturo Martín Jauretche nació en Lincoln, Provincia de Buenos Aires, el 13 de noviembre de 1901 y falleció en Buenos Aires, el 25 de mayo de l974. Su vida fue un permanente aprendizaje, una intensa búsqueda de verdades, un continuo cuestionamiento a las clases dominantes.

Fue un heroico francotirador  antiimperialista. En los años treinta, cuando era preciso desnudar nuestro vasallaje respecto al Imperio Británico, él fue el gran divulgador- a través de consignas, afiches, «cuadernos» y actos callejeros- del pensamiento crítico de Raúl Scalabrini Ortiz, a quien juzgó su maestro porque lo condujo del antiimperialismo abstracto  al antiimperialismo concreto,

Encabeza las «300 Boinas Blancas» de F.O.R.J.A. en apoyo al pronunciamiento del 4 de junio de 1943. Busca acercamiento con los dos oficiales jóvenes que aparecen como hombres fuertes del G.O.U., Ellos eran los coroneles Juan D. Perón y Enrique P. González. Jauretche percibe inmediatamente en Perón al «hombre de la revolución».

F.O.R.J.A. fue disuelto el 11 de noviembre de 1945. Jauretche fue su último presidente, y luego la mayoría de sus integrantes se incorporaron activamente en apoyo de la candidatura de Perón.

Palabra de Jorge Fernandez, Intendente de Lincoln con mandato cumplido, con motivo del aniversario del nacimiento de Arturo Jauretche

Fui invitado a ser parte de la 19a. Edición de los Premios a la Cultura «Arturo Jauretche».

Allí galardonaron a Javier Vicente, Noemí Brenta, Veteranos Unidos de Merlo, Susana Sanz, Horacio del Prado, Fabián Felman, Guillermo Fernández, Cynthia García y Carlos Ulanovsky entre otros.

Quiero agradecer el reconocimiento de los organizadores del Instituto Superior Jauretche hacia mi persona, como ex Intendente de la ciudad que acunó a este gran pensador argentino.


No puedo dejar de pensar en todo lo que hemos trabajado durante nuestra gestión para reconstruir la efigie de este hijo pródigo de Lincoln, quien incluso iba a tener un monumento en el que se erguiría su imagen eterna y que, quienes nos precedieron, se encargaron de destruir y dejar en el olvido.Finalmente parece que es verdad que «nadie es profeta en su tierra», pero estuvimos tan cerca de demostrar lo contrario que siento mucha pena cada vez que paso por ese lugar.

Jorge Fernández

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