Murió RAÚL NORO, un gran ser humano, hombre destacado de la cultura y el periodismo, militante extraordinario. Y por ello, represaliado por varias dictaduras, lo cual incluso le valió el exilio.
Que además tuvo la valentía de casarse con Milagro Sala, de quién fue su ancla en tierra, y lo pagó compartiendo su martirio.
¿ Pero por ello vamos a referirlo sólo como » el marido de» , como hacemos con el gorilón casado con la modelito ?
Susana Boguey
No desconocemos el tremendo dolor de aquella dirigente social injustamente reprimida y sometida por la vida a las más duras pruebas.
Y la acompañamos en su sentimiento.
Pero recordemos a Raúl también por sus méritos propios, que no fueron pocos.
Nosotros lo conocimos militando en la CTA.
Y por muchos conocidos comunes, que lo valoraron en su verdadera dimensión humana.
Ayer leía el recordatorio de su hijo, Federico Noro , hoy director de Radio Nacional de Jujuy, que me pareció extraordinario.
Y me pareció una injusticia recordarlo sólo por sus lazos coyungales. Creí necesario también, recordarlo en su justa dimensión. Y más, como un llamado de atención hacia la ignorancia que muchas veces se tiene de importantes dirigentes sindicales del interior, que por estar lejos de las pantallas de Bs. As., salvo casos extraordinarios, pasan casi desapercibidos.